Con la mirada del soccer

NUEVA JERSEY, Estados Unidos (De un enviado especial).- Analizar el comportamiento popular en el impactante New Meadowsland se convirtió en un curso acelerado de sociología americana. La mayoría del público observó el partido sentado (excepto cuando la tocó Messi y anotó el gol Juan Agudelo). Y ni hablar de lo que comen y cuánto toman: el partido puede estar en juego que ellos seguirán gastando escalinatas subiendo y bajando con comida chatarra caliente y alcohol frío pese a una temperatura de cero grado. En realidad, el soccer se vive en este país desde la misma óptica de consumo respecto de los otros deportes.Unas 77.000 personas (15.000 de ellas, hinchas argentinos) pagaron entre 40 y 400 dólares. Pero una ubicación en los palcos, vidriados como los del sector de prensa, demandaba un costo de 1500 dólares. Entre medio de los tres anillos de este estadio que utilizan los Giants y los Jets, equipos de fútbol americano, se levantan esa suerte de cabinas vidriadas o abiertas que son propiedad de las grandes corporaciones norteamericanas.Allí adentro hay de todo: plasmas gigantes que repiten las escenas del partido, heladera, microondas, sillones, una cama, baños y, por si fuera poco, estacionamiento privado y acceso directo desde el playón del estadio. Un parking gigante en el que antes del partido se amontonaron los vehículos, las barbacoas y las banderas argentinas que tiñeron de celeste y blanco la jornada.Después de finalizado el encuentro también sorprendió algo que no es un espectáculo, pero asombra: el basural y la cantidad de desperdicios (hot dogs enteros y baldes de cerveza consumidos por la mitad) desparramados entre los asientos, como muestra de que las tiendas de comida en el estadio son una visita...

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