Una millonaria al rescate de los inmigrantes

PARÍS.- El llamado del Papa no cayó en saco roto. Durante su visita a la isla italiana de Lampedusa, cuando calificó de "vergüenza" la muerte de miles de migrantes que tratan de cruzar el Mediterráneo, Francisco toco el corazón de una riquísima empresaria italiana, instalada en la isla de Malta.

Aterrada de ver los peligros que corre esa gente cuando se lanza al mar en embarcaciones de fortuna con la esperanza de alcanzar las costas europeas, Regina Catrambone compró y equipó un barco para socorrerlos.

Con los ojos fijos en el horizonte, desde agosto pasado, la bella italiana y su marido norteamericano, Christopher, se convirtieron en algo así como unos "centinelas" del Mediterráneo, gracias al "Phoenix-1", un ex pesquero de 40 metros de eslora. Ahora es el primer barco de rescate de migrantes operado en forma privada; tiene lanchas fuera de borda, drones y todo el material de supervivencia necesario para socorrer a la gente en riesgo de muerte.

A bordo, el "Phoenix-1" lleva un equipo médico especializado, marinos y personal de socorro. Con una autonomía de seis horas de vuelo, los drones cuentan con sistemas infrarrojos de detección que les permiten visualizar las embarcaciones de noche.

La idea surgió cuando ambos estaban en un crucero cerca de las costas libias y Regina vio flotando algo que parecía ser un abrigo. "Cuando le pregunté al capitán qué podía ser, se le ensombreció la mirada y respondió que seguramente se trataba de una prenda llevada por alguno de los migrantes que se ahogan cada semana en esas aguas", relata Regina.

Después, llegó el llamado del Papa, que varias veces calificó de "verdadero cementerio marino" la zona situada entre las costas libias, tunecinas, y de Malta y Lampedusa. Según Frontex, la agencia europea que coordina las fronteras de la Unión Europea, más de 153.000 migrantes atravesaron ilegalmente el Mediterráneo entre enero y octubre pasados. En el mismo periodo, más de 3000 murieron en el intento.

"Fue una auténtica conmoción escuchar a Francisco evocar a los «ultimi», esa pobre gente que nadie quiere, y el llamado que lanzó a quienes pueden ayudar a «sus hermanos» a no morir", dice la nativa de Reggio Calabria, profundamente católica, como su marido.

La pareja, propietaria del Grupo Tangiers, una compañía aseguradora en zonas de riesgo, decidió comprar el barco en Virginia, llevarlo a Europa, restaurarlo e invertir dos millones de dólares de su fortuna personal para crear la Fundación MOAS (Migrant...

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