Microfinanzas: historias detrás de pequeños préstamos para emprender

"Nunca dejé de ver mi entorno; me relacioné con movimientos sociales para traer al barrio un merendero". Alejandra Sánchez vive en Fontana, una localidad chaqueña que integra el Gran Resistencia. Es emprendedora desde hace más de una década y unos años atrás sus vecinas la invitaron a ser parte de un grupo para acceder a un préstamo con la modalidad de garantía solidaria (sin bienes materiales de por medio). Tomó en 2016 un primer microcrédito de la Asociación Demos por $2000 y luego otros fondos, hasta llegar a los que le permitieron tener su horno ecológico. Su actividad, de producción de comidas regionales, creció por reinversiones constantes y por pequeños préstamos, según cuenta.Su historia dice mucho de una realidad de fragmentación social y laboral que lleva décadas en el país. En los inicios, Alejandra vendía comidas a sus vecinos y, al estar el lugar ubicado en un asentamiento, el fiado pasó a ser moneda corriente. "Y no siempre mis clientes podían cancelar sus compromisos", recuerda. Entonces, empezó a ofrecer churros a la salida de una fábrica. Esa pata de la actividad, con clientes que eran personas con ocupación laboral fija y un salario mensual, se convirtió en la mayor generadora de ingresos de Alejandra, que no se olvidó del entorno. Tras un tiempo de hacer ventas ambulantes y de contactarse con diferentes grupos de personas, puso en marcha un merendero al que van 60 chicos. Este año recibió el reconocimiento a la mujer emprendedora con impacto social, en la edición de los Premios Propulsar, organizados por Citi, la Fundación Avina y la Fundación LA NACION.En el mundo de las microfinanzas, del que participan organizaciones de la sociedad civil y algunos bancos, la empatía suele ser un factor central. El tema tomó protagonismo en los últimos días, por la idea del ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, de darle mayor alcance a este tipo de operaciones, vinculadas muchas veces con economías de subsistencia.Hoy en el país hay al menos 51 instituciones dedicadas a esta actividad, según el último mapeo, con datos a septiembre pasado, realizado por la Comisión Nacional de Microcrédito, Conami (dependiente del Ministerio de Desarrollo Social), el Foncap y la Red Argentina de Instituciones de Microcrédito (Radim). De esas entidades, 46 son asociaciones sin fines de lucro, 3 son sociedades anónimas y 2 son empresas de bancos públicos (del Ciudad y del Provincia).La cartera de créditos activa involucra $3401 millones...

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