Mercado y Gobierno K

AutorCarlos Pagni
En el reino de Kirchner, el mercado es él

El Ente Nacional Regulador de la Electricidad le impidió a la distribuidora Edesur repartir dividendos por $ 65,5 millones. Néstor Kirchner vapuleó desde una tribuna a Siderar ?en realidad quería referirse a Tenaris, también de Techint? por pagar US$ 354 millones, de los cuales sólo 25% se generaron en la Argentina, por el mismo concepto. Sin embargo, durante 2008 YPF distribuyó entre sus accionistas 9700 millones de pesos, que es el 80% de los dividendos que se asignaron ese año en el país, y ni la Presidenta ni su esposo abrieron la boca. La petrolera es una sociedad entre Repsol y la familia Eskenazi, a cuyas manos fue el 15% de aquellos $ 9700 millones. Los Eskenazi están pagando su participación en YPF con dividendos de YPF. Los Eskenazi son amigos de los Kirchner.

El que sí abrió la boca fue Juan José Aranguren, presidente de Shell y bête noire del kirchnerismo energético. Aranguren reclamó a YPF que aumente sus inversiones. Antes, cuando no estaban los Eskenazi, esas pretensiones las planteaba Julio De Vido. En una carta dirigida a Sebastián Eskenazi, Aranguren recordó que, en los últimos 6 años, "YPF invirtió en sus operaciones (no todas destinadas a la Argentina) la suma de $ 27.208 millones y remitió dividendos a sus accionistas por la suma de $ 27.185 millones, es decir, un flujo neto de caja entre ambas cuentas de $ 23 millones".

La querella de los dividendos ilustra que los Kirchner conciben las relaciones entre lo público y lo privado con criterios y pretensiones que varían según la empresa. Lo que resulta censurable en Edesur o Techint se favorece en YPF. Los funcionarios siguen pautas distintas aun ante un mismo episodio.

De Vido dijo que Edesur no debía pagar dividendos por un presunto incumplimiento en el plan de inversiones. Pero el vicepresidente de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, dijo que no debía hacerlo para evitar la fuga de capitales. Dos semanas antes, en la última asamblea de YPF, sin objeción alguna de los representantes del Estado, se habían pagado dividendos por US$ 600 millones y se reservaron 1300 más para futuros repartos.

El caso YPF cobija otras lecciones. La incorporación de un socio local fue el atajo que tomaron los españoles para aplacar a un gobierno que se mostraba veleidoso e intransigente en sus exigencias. Eligieron a los Eskenazi, dueños del Banco de Santa Cruz, a quienes el presidente de Repsol retrató como "expertos en mercados regulados".

Palabra decisiva

La palabra de Kirchner fue, según testimonios de funcionarios argentinos y españoles, decisiva para esa selección. El ex presidente consintió que la adquisición del 15% de la compañía se pagara con dividendos de la misma compañía. Los españoles festejaron el método. También ellos retiran ahora sus retribuciones ?$ 8200 millones el año pasado? sin reproches. Es de suponer que alguien está defendiendo los intereses de los demás accionistas.

En los últimos meses la estrategia se ha vuelto problemática. Entre el primer trimestre de 2009 y el mismo período de 2008 la rentabilidad de YPF cayó 57,4%. Para enfrentar este retroceso, Sebastián Eskenazi dispuso un fenomenal recorte en la inversión y en el gasto. Las empresas que prestan servicios petroleros culpan a ese recorte por la paralización de sus actividades en la Patagonia, sobre todo en Chubut y Neuquén. Si nadie aborda este problema, después de las elecciones estallará la tensión social que hoy se acumula en la región.

El discurso oficial atribuye la crisis de YPF a la caída del precio del petróleo. Pero ese precio ya era ínfimo antes de la tormenta internacional, por efecto de las retenciones. Durante los años 90, la Argentina recibió infinidad de inversiones con el barril a menos de US$ 20.

Detrás de la crisis mundial intenta...

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