Los mensajes ocultos de Macri y la sordera de Milei

Mauricio Macri

Paradojas. El domingo, Mauricio Macri dio un paso a un costado del escenario electoral para producir un hecho político significativo. Su renunciamiento abre tres preguntas clave, algunas con respuestas obvias. Otras se vuelven enigmas. ¿Quién es la "marioneta" a la que se refirió? ¿Cuáles son los líderes mesiánicos que la Argentina tiene que dejar atrás, según insistió el expresidente? ¿Qué significa la decisión de Macri, un "renunciamiento" definitivo o una decisión coyuntural ?

"Marionetas" en el gobierno y "mesías" en el poder fueron los principales blancos del diagnóstico macrista en torno a los males argentinos. Pero no hubo nombres propios. La primera de las preguntas tácitas que dejó el discurso en el aire se responde sola. "Nunca más vamos a tener una marioneta como presidente", dijo Macri en su sugerente frase de cierre. Con esa frase, Macri hizo dos cosas. Por un lado, cuestionó sin vueltas la legitimidad de gestión y la autoridad presidencial de Alberto Fernández : nada demasiado nuevo. Fue el momento más personalizado de su discurso: con esa definición, vibró en la misma cuerda que sus seguidores. "Títere", suelen llamar al presidente en las redes sociales. Sabemos: Fernández no logró nunca la autonomía de la mano que meció su candidatura presidencial, su vicepresidenta. La referencia resultó clarísima.

Por el otro, en una sola oración, Macri presentó a la ciudadanía una versión personal de un "Nunca más" actualizado al contexto presente. Esa frase final tiene historia en la Argentina: trae ecos de otra frase, el "Nunca más" del fiscal Strassera en otro cierre de discurso, el alegato contra la dictadura militar en el Juicio a las Juntas. Con el renunciamiento y esa oración, Macri buscó subrayar el sentido de su decisión: el carácter trascendente de su paso al costado. Inscribió su decisión en una saga de hechos políticos de idéntico objetivo, la defensa de la democracia y la institucionalidad. Su desprendimiento político como un garante de la salud institucional de una coalición clave para la alternancia en el poder.

La astucia para decir varias cosas sin decirlas explícitamente fue la marca del discurso. En este caso, nunca más a los actos aberrantes de violencia contra la democracia, en aquel 1985; nunca más a designaciones a dedo de figuras sin poder , Alberto Fernández, nombrados por el dedo índice de un poder kirchnerista fáctico y renuente a la democracia interna, Cristina Kirchner .

Menos clara quedó la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR