Matrimonio pionero. Llegaron a Valle Fértil y crearon un hotel inmersivo con sus propias manos

Atardecer en Valle Fértil con sus tonos imperdibles

En tierra de dinosaurios, allí donde el mundo se remonta más lejos que el pensamiento, la tierra vuela casi convertida en arena. Aquello del Valle de la Luna, que se ha hecho famoso por su apodo más que por su nombre, el Parque Provincial Ischigualasto, es una demostración fotográfica que hasta Armstrong confundiría, si no fuera por los profundos cielos azulcelestes que clarean casi todos los días del año.

En esa polvareda de pasado, viento Zonda, cadena de estrellas incontables y andar de contemplación, un matrimonio construye de la nada, con sus propias manos, el espacio más exclusivo al pie del parque, en San Juan.

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Solo unas pocas habitaciones para las que, no solo edificaron, sino que hicieron los muebles, cosieron las cortinas, fundieron las salamandras, crearon los azulejos, tejieron las mantas, fabricaron los muebles, hilaron las sábanas y pintaron los cuadros. Como si tanto amor no fuera suficiente, sirven el desayuno en la cama, de punta a punta casero.

Un matrimonio en Valle Fértil

San Agustín del Valle Fértil es la sede del departamento sanjuanino de Valle Fértil. Un ecosistema recostado sobre la ladera oriental de las sierras pampeanas que corre alfombrado por una vegetación que sorprende. Una línea casi con regla deja de un lado los viñedos de terrenos áridos para abrirse a una gran variedad y belleza en la flora y la fauna.

El Valle de la Luna, el atractivo más buscado de San Juan

Bañado por más lluvias promedio que el resto de la provincia, sobre todo en el verano, es en esa estación en la que se destaca por su heliofanía: la alta radiación directa del sol.

Mario Volpini y su esposa Marisa llegaron hace tiempo al valle, cuando ser local era casi un misterio. Las cuadras en damero que hoy siguen siendo de tierra, apenas estaban en boceto. El público pasaba a carradas con los ojos puestos en el Valle de la Luna y con anteojeras para el resto.

Con el ahínco de afincarse, dieron forma primero a su espacio vital y en el terreno de alrededor comenzaron a crear lo que es hoy el Hotel Rústico Cerro del Valle . Mario afirma que pensó primero en un par de cuartos. Puso piedra sobre piedra. Es un reducto con más ingenio que compra de materiales. Las manos de los dos se encuentran como en un hall de famosos estampadas en todo lo que se ve. La arquitectura cálida, sencilla, con sentido profundo e inmersivo en el espíritu de la región, es una autobiografía. Marisa puede relatar cuándo y...

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