Matar por placer, un agravante que fue rechazado en el juicio al 'sátiro de las niñeras'

Matar por placer. El agravante que busca imponer la representación legal de la familia Báez Sosa podría llevar a prisión perpetua a los asesinos de Fernando, el adolescente de 19 años atacado por una patota en Villa Gesell. Para los abogados que impulsan la acción penal contra los agresores varios elementos expondrían que los homicidas disfrutaron golpear hasta dejar sin vida a su víctima. Esa figura aparece en el inciso 4 del artículo 80 del Código Penal y lleva la misma sanción que otros agravantes mencionados en ese punto, como el homicidio por ensañamiento, alevosía o con concurso premeditado de dos o más personas, otras posibilidades que podrían ser utilizadas en este caso. Quizás esas últimas opciones tengan mayor peso real en el momento de calificar el homicidio, ya que la alternativa de una condena bajo el agravante de matar por placer no tiene muchas antecedentes locales. Incluso fue rechazado el un caso emblemático de violencia de género: el asesinato de Sandra Ayala Gamboa en 2007.Se trata de un expediente que vale la pena repasar en los días previos a conocerse la calificación que expondrá la fiscal Verónica Zamboni para argumentar . En ese caso se trató de un violador serial y los psiquiatras que actuaron como peritos fundamentaron la acusación fiscal de homicidio por placer, en concurso con varios delitos.A fines de 2009 una adolescente de 14 años logró escaparse de un agresor sexual en la localidad misionera de Apósteles. Cuando la policía local atrapó al sospechoso se descubrió que este tenía pedido de captura en Buenos Aires por el asesinato de Ayala Gamboa, una joven peruana que fue engañada por una propuesta laboral el 16 de febrero de 2007 en La Plata. Su cuerpo fue encontrado en un edificio ubicado en avenida 7, entre 45 y 46, en una de las oficinas donde funcionaba el archivo del Ministerio de Economía bonaerense. Ese lugar funciona hoy un centro de asistencia para víctimas de violencia de género y está a cargo de la madre de esa asesinada estudiante de medicina. El rastro de ADN guió la investigación hacia Diego Cadícamo, el hombre que finalmente fue capturado dos años después en Misiones. Su perfil genético apareció en varios ataques sexuales.La fiscal del juicio, Maribel Furnus, se apoyó en el dictamen de psiquiatras para determinar que Cadícamo había matado por placer e invocó en el pedido de reclusión perpetua el inciso 4 del Código Penal. "El placer máximo de Cadícamo es lograr la destrucción total de la víctima"...

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