El Martín Fierro y la obsesión por mirarse el ombligo

Tenía que ocurrir alguna vez. La manía autorreferencial exploró tanto sus propios límites que un día América, cuya programación parece depender de la necesidad de mostrar lo que hace ruido en la tele, vetó por anticipado una emisión de Intrusos porque allí se iba a hablar de lo que mostró otro canal sobre los Martín Fierro.El aparente desenlace del conflicto estuvo acorde con esta penosa lógica, en la que cada escándalo primero se agita y se magnifica al extremo de lo tolerable, hasta que al final todo concluye con un regreso al punto de partida, a la espera del próximo alboroto.Esa extraña maquinaria lleva a la tele a mirarse todo el tiempo el ombligo mientras acusa una patente pérdida de memoria. Cuando América se encargaba de la transmisión del Martín Fierro, su grilla casi completa se ponía al servicio de ese operativo. Y anteayer, desde 6, 7,8 -buque insignia del aparato propagandístico oficial y antítesis de lo que se espera de un canal público- hubo duros cuestionamientos, después de que toda la semana previa la publicidad institucional del canal elogiara las nominaciones propias a lo que ahora resulta defenestrado.Como ya dijimos desde aquí, el rubro periodístico -en el que competía 6, 7,8- debió ser declarado desierto, pero finalmente la estatuilla recayó en Bendita , otro de los tantos programas que viven de la televisión ajena. Como Demoliendo teles y Zapping , que en otro aporte a la generalizada confusión aparecieron en la grilla del Martín Fierro como candidatos a... mejor programa humorístico. Los...

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