Marie Kondo, samurái del orden

Aunque se trate de categorías más prosaicas, menos chic que las que estableció Umberto Eco al clasificar a sus contemporáneos en apocalípticos e integrados, hay que admitirlo: el mundo también se divide en ordenados y caóticos. Los primeros suelen sentir por los segundos una ambigua mezcla de conmiseración y repulsa. Y éstos -aun si fingen lo contrario- se consumen en la hoguera de una envidia inconfesable o se hunden en la resignación, abandonada toda esperanza de encontrar al primer intento las llaves de casa, el celular, los anteojos, el control remoto o ese documento indispensable para el trámite que vence hoy. Por fortuna, desde Japón ha llegado la salvación: Marie Kondo, implacable samurái de la pulcritud, terror de alacenas, cajoneras y roperos, esperanza de redención para los desmelenados del mundo, publicó La magia del orden, una guía para mantener a raya los objetos que habitan nuestras casas y, de paso -luminosa consecuencia de haber puesto cada cosa en su lugar-, encauzar la propia vida.

El libro que, según sus editores, lleva vendidos más de dos millones de ejemplares en su país, recorrió en la Argentina una trayectoria singular: alcanzó los primeros puestos de los rankings de ventas recomendado de boca en boca. ¿Qué ofrece su autora? Un "sencillo método" para organizar el hogar o la oficina de una vez y para siempre. Como si el desorden fuera una adicción y las formas tradicionales de combatirlo, una dieta insostenible, Kondo garantiza que su plan evita el "efecto rebote". "Mi tasa de repetidores es de cero", sentencia.

La clave para que lo que fue ordenado no se desbande consiste en acomodar los objetos en forma correcta, mantenerlos limpios y conservar sólo aquellos que nos den "felicidad". El orden, afirma Kondo, tiene el poder casi mágico de hacer que uno se sienta "seguro, exitoso y motivado para crear la vida que quiere". En este punto, Marie aporta el testimonio de los que encontraron el camino: desde el hombre que, habiéndose organizado, renunció a su trabajo para abrir su propio negocio hasta aquel que, entre las cosas que ya no necesitaba, descubrió su matrimonio (el divorcio le devolvió la alegría); sin olvidar al cliente satisfecho porque, en tren de tirar trastos, adelgazó tres kilos. "Cuando pones tu casa en orden también pones en orden tus asuntos y tu pasado. Como resultado puedes ver con claridad lo que necesitas en tu vida y lo que no, lo que debes hacer y lo que no", afirma Marie.

Pero acaso más interesante...

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