El mágico groove uruguayo

"Este es un momento ecléctico y efervescente para la música uruguaya. Quizá somos varios los artistas en los que se puede leer el capítulo de una historia. Me molesta la gente que dice: «Antes estaba Eduardo Mateo, Masliah o Rada». Hay gente como Fattoruso, que es un dios, o Fernando Cabrera que siguen haciendo discos maravillosos, pero ellos ya están en otro rubro y han hecho un aporte fundamental a la música. Creo que ahora hay otros que son equivalentes a su talento o que serán equivalentes con el tiempo", dice convencido de su diagnóstico el cantautor Martín Buscaglia, un referente de esta nueva escena.

El músico uruguayo acaba de bajar del ferry con la guitarra española que le regaló Kiko Veneno después de grabar el disco El pimiento indomable (2012). Viene en plan de power trío con Germán Klang y Mariana Lucía (ellos también son solistas con peso del otro lado de la orilla), para tocar hoy, a las 21, en Santos Dumont 4040, como parte del ciclo de Autores en Vivo que organiza la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu), y que mes a mes ofrece un panorama de lo que se está produciendo en el país vecino: el viernes 18 tocará Pinocho Routin en el mismo lugar y el sábado siguiente, en Niceto Club, Once Tiros. El concierto de Buscaglia será un paneo por sus ochos discos solistas. "Es un plan mínimo, pero enorme", confiesa.

Desde que irrumpió en la escena con el disco Llévenle, de 1996 (recientemente reeditado), Buscaglia ya ofrecía ese toque mágico en la guitarra que parecía heredado de Jorge Ben Jor; el groove del candombe de vieja escuela, los aires psicodélicos del rock, un dadaísmo criollo y lúdico en sus historias y hasta la sintonía fina del pop para...

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