Macarena Gelman comienza a reconstruir una vida distinta

AutorGabriela Cañas

Macarena nació por segunda vez cuando tenía 23 años. La plácida y apolítica vida que llevaba en su Montevideo natal se trastrocó por completo cuando su madre le confesó que no era hija suya y ella descubrió que era una niña robada. Había sido arrancada de los brazos de sus padres secuestrados, torturados y asesinados por la dictadura argentina, y entregada a quien ella creía que era su padre, un policía uruguayo. A Macarena aquella noticia le cambió la conciencia y la vida. Supo de tormentos y de desapariciones, de horrores y complots represores, y supo también que ella era un producto de todo eso. Descubrió que su abuelo llevaba años buscándola y que se llamaba Juan Gelman. Corrió a Internet y así fue como aprendió que era un poeta, un poeta muy importante, argentino también, como sus verdaderos padres, que vivía y sigue viviendo autoexiliado en México y que desde allí reclamaba el derecho a recuperar a esa nieta de cuya infancia nunca pudo disfrutar.

Macarena hizo juicio para cambiarse el apellido. Ahora lleva los apellidos Gelman García, como su auténtico padre, como su auténtica madre, aunque mantuvo su nombre de pila, el que le impuso su devota madre adoptiva, porque los Gelman tienen ascendencia sevillana. Ahora busca los restos de su madre y apoya públicamente en su país la lucha por la derogación de la Ley de Caducidad por considerar que da cobertura legal a la impunidad. Contar su historia se ha convertido para ella en una herramienta para abrirse paso en la espesura de los silencios cómplices.

La entrevista es una cena en un céntrico hotel de Montevideo, al que llega con vaqueros, camisa y pulóver, un atuendo parco y sencillo, difícil de recordar, como si reclamara para sí una vulgaridad de la que definitivamente carece. De los jovencísimos padres que nunca conoció habla con ternura y, a veces, en presente.

–¿Cómo le dieron la noticia de que usted era hija de otros?

–Me lo dijo mi mamá. Mi papá había muerto cuatro meses atrás y mi madre me dijo que mi abuelo estaba buscándome. En realidad, toda mi familia biológica me estaba buscando. Mis papás biológicos tenían 19 y 20 años. Eran argentinos. Vivían en Buenos Aires. Los secuestran el 24 de agosto de 1976.

–Su madre tendría ahora 51 años.

–No sé si llegó a cumplir los 20. La última vez que la ven con vida es el 22 de diciembre, y a mí me dejan en la casa de los papás que me criaron el 14 de enero de 1977. Ella cumplía los 20 años el 6 de enero. Bueno, los secuestran, los llevan a un centro clandestino de detención que se llamaba Automotores Orletti. Allí permanecen. A mi papá lo matan en el año 1976 mismo, a finales de septiembre u octubre. Y a mi mamá la trasladan a Uruguay dentro de la operación que se llamaba Plan Cóndor. Estaba embarazada de siete meses y medio cuando la secuestran.

–¿Sabía usted qué fue el Plan Cóndor?

–En aquel momento no, pero fue de lo primero que me enteré. Porque cuando mi mamá me cuenta que no soy hija biológica de ellos, me dice que si quiero saber algo más tengo que hablar con el obispo Pablo Galimberti, que era la persona que mi abuelo había contactado para hablar con nosotros. Según supe después, mi abuelo sabía que mis padres eran muy devotos y que era la mejor manera de acercarse a mi familia adoptiva. Mi mamá le había dicho a monseñor Galimberti que yo no sabía nada y que, de hecho, ella y mi papá habían planeado contarme la verdad ese mismo año, en 2000. Pero nunca llegaron a hacerlo. Mi padre murió de cáncer cuatro meses antes del encuentro con el obispo.

–¿Nunca sospechó usted nada, ningún indicio de que sus padres no fueran realmente sus padres?

–No, absolutamente nada.

–¿Le molestó la noticia? ¿Se enfadó con su madre?

–Tanto en ese momento como después, siempre pensé que la verdad era mejor que cualquier otra cosa. Como le decía, a mi mamá la trasladan acá a Montevideo. Era noviembre de 1976, según he podido saber. Nos tienen un tiempo juntas, al menos hasta el 22 de diciembre. El parto fue acá. Se presume que en el hospital militar, aunque nadie lo confirmó. Me dijeron que el parto fue el 1o de noviembre. Es la fecha más probable. Además, cuando me dejan en la puerta de mis papás, lo hacen con un cartelito dando esa fecha de nacimiento. Presumo que no es mentira, aunque tampoco tengo toda la certeza del mundo en eso. Después del 22 de diciembre, última fecha en la que nos...

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