Luces del aeropuerto

Las palabras descubren el mundo. Por eso los pueblos nórdicos aluden de tantos modos al hielo o la nieve, los orientales se prodigan en sutilezas sobre el mundo natural, los suecos saben definir el agitado latir del corazón en la víspera de un viaje (o los portugueses nombrar ese bello deseo por lo perdido, la saudade). Pero a los habitantes del mundo global nos viene faltando una palabra, esa que tendría que nombrar la luminosidad precisa, artificial pero no tanto, que impregna los aeropuertos de madrugada. Son los colores de esta foto: la claridad esquiva del cielo, el retumbar algo chillón de las pistas. Si esa palabra existiera, debería incluir la...