'Fue un llamado a cada uno de nosotros'

OSWIECIM, Polonia (De una enviada especial).- Abraham Skorka, el rabino porteño amigo del Papa, estuvo ayer presente en la conmovedora visita de Francisco al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. "Usted venga", le dijo el Papa cuando lo llamó por teléfono para su cumpleaños, como siempre, el 5 de julio pasado. Y Skorka cumplió, invitado por la delegación de judíos de Polonia que estuvo presente en el evento, encabezada por el gran rabino de Polonia, Michael Schudrich.

"Más allá de mi amistad con el Papa, me invitaron porque mis padres nacieron en Polonia: mi mamá, en Lodz, y mi papá, en Koinske", contó Skorka a LA NACION. El rabino destacó la trascendencia del silencio que Francisco mantuvo en el campo de concentración, el mismo que también quiso ante el memorial del genocidio armenio, en Ereván, el mes pasado, y cuando visitó el cementerio italiano de Redipuglia en el primer centenario de la Primera Guerra Mundial, en septiembre de 2014.

"Podemos decir muchas cosas del silencio del Papa. Por ejemplo, que hay una cacofonía de sonidos que nos aturde constantemente, y en un lugar tan significativo como éste, el silencio es un llamado a cada uno de nosotros: «Por favor, no llenemos el espacio con voces que no son significativas, para escuchar la voz de la conciencia de este lugar»", dijo. "En este lugar del sin sentido de la humanidad, el Papa optó por enseñarle a todos que es imposible hablar, porque hay que escuchar la voz de la conciencia y la voz de Dios", agregó.

"Hay...

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