De los lectores: cartas & e-mails

Carta de la semanaLa Argentina es un país complicado. En medio de la mayor crisis mundial del siglo XXI, nosotros le agregamos nuestro propio ingrediente. La población se debate entre comer y sobrevivir, entre ser un desocupado o un trabajador empobrecido, las empresas en saber si mañana podrán abrir sus puertas? y el Estado debate si se cambia el número de magistrados de la Corte Suprema. Tema importante, claro, pero fuera de lugar en el contexto actual, como lo fue el caso Vicentin. La Justicia en el país es lenta, partidaria y no confiable, pero por tratarse de una cuestión que merece una reflexión profunda, su reforma, en este 2020, puede esperar. Para abordar ciertos temas sería bueno acomodar el presente y planificar el futuro en lo social, en la salud y en la economía. Ya habrá tiempo para discutir reformas de esta índole; ahora no es el momento de sumar más incertidumbre.Susana MastronardiDNI 12.276.049Proyecto inoportunoEn medio de una situación sanitaria inédita para el país y el mundo; en vísperas de una catástrofe comercial, financiera y económica sin precedente; en un período en el que la educación está paralizada aunque se pretenda minimizar sus consecuencias y con una situación de inseguridad creciente, al Gobierno no se le ocurre mejor cosa que intentar la reforma del Poder Judicial. Lo que habría que lograr es que la Justicia funcionara de acuerdo con lo que estipula la Constitución y no reformarla con un pretendido esquema de objetivos dudosos. La función principal de la Corte Suprema es ocuparse del cumplimiento cabal de los preceptos constitucionales, tal como se expresa taxativamente en el artículo 116 de la ley fundamental. Dichas funciones no se solucionan con la ampliación arbitraria del número de integrantes ni con la creación de salas especiales para cada fuero, pues para ello están los tribunales y las cámaras ya existentes. Por otra parte, se pretende transparentar la decisión con la creación de una comisión asesora de dudosa -por no decir inexistente- imparcialidad de criterio.Finalmente, ¿se ha pensado en el presupuesto que deberá necesitarse para la implementación de tan delirante aumento del gasto público, en momentos de crisis como la que transitamos, por enésima vez?En definitiva, un proyecto, como mínimo, inoportuno.Jorge Norberto Buteramailto:jorgebutera@sion.comEl fin de la repúblicaUna vez conocida la integración del consejo de "notables" para analizar la reforma judicial y la posible ampliación de los...

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