Juegos tradicionales de los aborígenes en Argentina

Los hombres que habitaban el territorio argentino antes de la llegada de los españoles poseían un completo repertorio de juegos, deportes y entretenimientos, cuyos objetivos y características generales no diferían sustancialmente de los objetivos y características de los juegos y pasatiempos importados por los colonizadores europeos.

Basta recorrer, para advertirlo, las crónicas que nos han dejado misioneros como Sánchez Labrador, Paucke, Nicolás del Techo, Dobrizhoffer y los numerosos geógrafos, exploradores, naturalistas y viajeros que visitaron estas regiones durante la época colonial y en los primeros años del siglo XIX.

Los mapuches, por ejemplo, practicaban el palín o viñu, que se asemejaba a la chueca o mallo español y al actual hockey. Para Jugarlo se elegía un lugar despejado y plano, de aproximadamente 100 metros de largo por 50 ó 60 de ancho. Los Jugadores, adornados con pinturas especiales y con birretes y borlas de lana coloreada, se repartían en dos equipos de 10 a 12 hombres cada uno.

En los extremos de la cancha se maracaban las metas, amontonando con tal propósito ramas y gajos de arbustos. En el centro del campo se cavaba un hoyo, en el que se introducía una pelota de cuero sobado, rellena con bosta y paja. Cada jugador se proveía de un palo, generalmente de molle o coihue, arqueado en uno de sus extremos. El juego comenzaba cuando dos jugadores expertos, cruzando sus palos, lograban sacar la pelota del hoyo y la lanzaban al campo, y consistía en llevarla, impulsándola con los bastones, hasta la meta del equipo contrario, para marcar con ello un tanto.

El palín había obtenido gran difusión entre las tribus meridionales, y era motivo de afanes semejantes a los que despierta el fútbol entre los aficionados modernos. Existía una frondosa tradición "chuequera", con sus favoritos, sus prácticas mágicas y sus canciones celebratorias, y se lo jugaba con verdadero ardor y entusiasmo. En este sentido refiere A. M. Guinnard, en Tres años de cautividad entre los patagones, que "rara `vez concluyen estas diversiones sin que haya piernas y brazos rotos y aun cabezas descalabradas. No hago figurar en la cuenta los latigazos que distribuyen los jueces de campo, desde lo alto de sus caballos, a los combatientes fatigados para que recobren fuerzas y vigor".

Los tobas y matacos del Gran Chaco practicaban, por su parte, un juego muy similar, al que llamaban tol. También cabe mencionar entre las prácticas araucanas al loncoteo, que consistía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR