Juan Escola: 'Nosotros vamos a cara descubierta; esta gente está encapuchada y es agresiva'

EL BOLSÓN.- Hace semanas que el segundo jefe del Escuadrón de Esquel, Juan Pablo Escola, el gendarme a cargo del operativo del 1° de agosto, vive dentro de un escuadrón. En los últimos días, debió enfrentar los protocolos internos, con interrogatorios durísimos, en los que durante horas relató infinidad de veces qué hizo el día en que Santiago Maldonado desapareció. Según fuentes del Ministerio de Seguridad, ni él ni ningún otro gendarme incurrieron en contradicciones. Escola fue el primero de esa fuerza en declarar ante el juez federal Guido Otranto el lunes pasado. Al hombre se lo ve sensibilizado, en un equilibrio emocional por momentos inestable. Pero también se lo ve firme en su defensa de que la Gendarmería no agredió ni detuvo al joven tatuador.

"A uno le pesa ser el jefe del operativo, pero yo duermo tranquilo -dice Escola, de 45 años-. Todo lo que yo hice fue dentro del marco de la ley. Estuve en el lugar al que me ordenaron ir y cumplí con mi deber conforme a la ley, con los medios que tenía y con el personal a mi cargo. Creo que todo esto es algo que excede a lo institucional. Nosotros somos gente de bien, tenemos familia y estamos sufriendo una situación injusta y fuera de lo normal".

-Hubo un viraje en la causa... ¿Qué puede haber pasado con Maldonado en el río?

-Desconozco, yo no llegué al río, sino hasta el límite de una depresión en el terreno y desde allí ordené el repliegue del personal hacia la casilla de guardia, por riesgo a lesiones y agresiones. Ninguno portaba armas de puño; no todos tenían cascos o chalecos y sólo algunos llevaban bastones. Las dos Ranger y el Eurocargo nunca se movieron de la casilla. No podían descender hasta el río porque la depresión es muy abrupta y hubieran quedado empantanadas. Tampoco tenía sentido que los hombres bajaran a pie hasta allí.

-¿El gendarme Emmanuel Echazú fue el que más avanzó? ¿Hubo heridos dentro del predio?

-No sé quién fue el que más avanzó. Las lesiones fueron en la ruta. Echazú estaba conmigo al inicio del avance, cuando vuelven a cortar la ruta y sale un Chevrolet Onix (con Nicolás Huala y dos mujeres) del lof. En cada uno de los extremos de nuestra hilera había dos escopetas y otra en el medio con munición antitumulto. Recibíamos muchas pedradas de frente y desde un lateral en el interior del predio. Yo iba en el centro, adelante con Echazú. Una piedra me pegó de frente en el casco y me cubrí la cara con el antebrazo, ya que la zona de muerte es la nariz y los pómulos...

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