Inquietantes guerras de la Presidenta

Cristina Kirchner ha entrado en conflicto, en una misma semana, con un par de adversarios complicados: Hugo Moyano y Dilma Rousseff. Ambos aseguran, por sus peculiaridades personales, enredos inquietantes. Pero no conviene dejarse hipnotizar por estas telenovelas, que son síntomas de un problema más complejo: el "modelo de acumulación de matriz productiva diversificada e inclusión social" está en crisis. Los síntomas de su agotamiento son la inflación y el aumento de las importaciones. Moyano y Dilma son anécdotas. Salvo que se decida confundir los efectos con las causas, como hace la Presidenta cada vez que pide colaboración para salvar su obra.La frágil relación de la señora de Kirchner con Moyano terminó de romperse cuando el camionero convocó a un paro para impedir que se investigue a la empresa Covelia por lavado de dinero. En ese instante se activó el plan para instalar a Gerardo Martínez (Uocra) al frente de la central obrera. En otras palabras, empezó la guerra fría.El empresariado está feliz. Y en la Casa Rosada también se regocijan con la idea de que vituperando a Moyano se conquistará a la clase media. Las dos reacciones son erróneas. La hipótesis de que peleándose con el camionero Cristina Kirchner mejorará su relación con el electorado que le tiene antipatía debe ser pensada dos veces. Moyano es un activo tóxico del Gobierno, es decir, contamina mucho más a la Presidenta que a cualquiera de sus rivales. Ubicarlo en el centro de la campaña tal vez sea un modo de llevar votos a la oposición. Salvo que la Presidenta se sienta capaz de terminar con el poder de quien, por ahora, sigue militando en sus filas. Es una pretensión muy problemática.Si bien el kirchnerismo está en condiciones de desplazar a Moyano de la CGT, sería ingenuo suponer que de ese modo se recuperará la paz social. Es más probable que ocurra lo contrario. El camionero está convocando a reuniones exclusivas de los gremios del transporte para relanzar su viejo Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA). Desde allí se prepara para boicotear cualquier relación entre el Gobierno y el sindicalismo que no lo tenga a él mismo como eje. Moyano no depende de otros sindicalistas para bloquear la economía. El lidera la logística en un país cuyo principal negocio es el transporte de granos. Además, puede obturar el flujo de caudales y de combustibles. De ahí recibe su poder. Es la razón por la que Néstor Kirchner lo quería como socio.El otro factor, más coyuntural, que potencia a Moyano...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR