Iberá: ¿tierra de nadie, o de todos?

AutorRoberto Polimeni

Roberto Polimeni: Se desempeña en Coordinación de la Subdirección de Bibliotecas, dependiente de la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Corrientes, hasta la actualidad. Creación y organización de contenidos para el sitio web de la Asociación Bancaria de Corrientes, mantenimiento del sitio, hasta la actualidad. Dirección de empresa gráfica unipersonal: realización de diseño gráfico e impresiones, 1998 a 2004. Dirección en sociedad de empresa gráfica Letra Viva, 1995 a 1998. Capacitador: Programa sobre “Asociativismo” para pequeños productores rurales, PSA, 2001. Integrante de la Red Vecinal Zona Norte, desde marzo de 2.008, junto a dirigentes y vecinos de 14 barrios circundantes a la Av. Armenia de la ciudad de Corrientes. Desarrollo del proyecto de creación y organización de los contenidos del sitio web “La Neurona”, destinado a Bibliotecas Populares de Corrientes. Participación en la elaboración del proyecto enviado a CONABIP de sostenimiento del sitio, Gestor de una Red de BB.PP. alrededor de dicho proyecto. Dirigente de la Biblioteca Popular Ernesto Sábato (Area de Comunicación), participación en la elaboración de proyectos; año 2000 a 2004. Participación en el Simposio electrónico: “Redes de bibliotecas: oportunidad para el cambio”, organizado por la Sociedad Argentina de la Información y RECIARIA, con envío de ponencia; 2004. Secretario de Cultura y Comunicación del Instituto Bolaños; OSC dedicada a la creación de agenda pública sobre la problemática del desarrollo en la región nordeste; orientada a: fomento de redes y asociativismo, capacitación, apoyo y gestión de proyectos. Participación en la elaboración de diagnósticos y proyectos. Dirigente vecinalista de Corrientes; año 1990 a 1995.

Desde el “descubrimiento” del Iberá, allá por los ’80 del siglo pasado, se ha desatado una serie de polémicas, debates, dilemas y disputas por el territorio, en torno a esta maravilla de la naturaleza, que ya existía como tal desde antaño. Al igual que América, pisada y mirada por antiguas poblaciones de Oriente y del extremo norte europeo, pero sólo descubierta cuando Cristóbal Colón, sostenido por un andamiaje político y publicitario (a la usanza de la época) corrió el velo de nuestro continente virgen.

¿Qué ingredientes nuevos aparecieron en el escenario provincial para que Iberá, oculto a la mayoría de los correntinos durante siglos, se revelara ante nuestros ojos?

En primer lugar, se destaca una conciencia que empieza a despertar, sobre la importancia del medio ambiente, que parecía ser una moda pero ya no. Es una actitud que se percibe en la juventud, un tanto fruto de la educación que ha incorporado en la currícula contenidos de tal tipo y, en parte, la misma realidad que está agrediendo la salud y el modo de vida de las personas. La prensa cumple una tarea importante, para difundir hechos e ideas que revelan el acoso y la reacción de la naturaleza. El primero, de la mano del hombre, pretendidamente erigido en controlador del ecosistema y la segunda, de la mano de leyes inmutables, que limitan la voluntad del hombre.

No hay que olvidar la creciente acción de las organizaciones de la sociedad civil (OSC’s) que hacen de la ecología su principal misión y que han incorporado esta cuestión en la agenda pública de los correntinos. A la vez, un intenso accionar político agitó sus banderas alrededor de la reforma constitucional del año 2.007, incorporando en el nuevo texto una serie de principios básicos, sobre el ambiente, el agua y la tenencia de la tierra en el Iberá.

Por otra parte, la valorización de los Esteros del Iberá y su explotación como valor turístico es el fruto de una serie de emprendimientos privados, orientados en su mayoría a una clientela europea, norteamericana y oriental. La propia población de Colonia Carlos Pellegrini (casi la única urbanización en los Esteros) y de la localidad de Mercedes ha sufrido cambios en la demanda laboral: parte de sus habitantes se ocupa del turismo y la tendencia parece ir en aumento. Se plantean aquí varios dilemas.

¿Se superarán en el tiempo varias resistencias a tal tendencia, que ven en el turismo una amenaza antes que una oportunidad? Esto es un problema, a la hora de optar entre las clásicas ocupaciones de la zona –ganadería extensiva y arroz– y la “industria sin chimeneas”, que de por sí incorpora mayor valor agregado que las actividades tradicionales y a la vez supone la generación de un empresariado con menor capacidad relativa de inversión, es decir mayores oportunidades para los emprendedores.

¿Cabría alentar expectativas en una política de turismo, aún no visible, que diseñe un modelo de promoción de las inversiones en el sector y de conservación de este recurso natural formidable? La precaución es fundada, tras ciertas experiencias en el mundo, que deslumbradas por la riqueza de un patrimonio natural determinado se largaron desenfrenadamente a explotarlo, sin miramientos de ningún tipo. El resultado ha sido, en estos casos, catastrófico: deterioro irreversible del recurso y cambios traumáticos en el modo de vida de las poblaciones nativas.

¿Se podría pensar en un esquema que permita el solaz y conocimiento del Iberá por parte de las poblaciones locales y regionales, además de las extranjeras? Algunas experiencias se realizan en tal sentido, tanto a nivel estatal como privado, promoviendo la visita de contingentes escolares. Si la infraestructura de servicios de la zona creciera, se podría generar un flujo de turismo local, que contribuya a la identidad de los correntinos, al conocimiento y valoración de la riqueza natural y visual de los Esteros del Iberá. Asociado a esto, hay que remarcar la escasa importancia que aún se da a la formación académica en turismo, particularmente desde el sector oficial. La carrera, que se ofrece desde la UNNE, tiene un nivel...

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