Horarios, reglas y una ducha diaria: así funcionan los centros porteños para personas en situación de calle

Desde la pandemia, estos espacios ofrecen las cuatro comidas diarias y no solo la cena

Gustavo se acerca más rápido que despacio. Quiere hablar. Quiere decir que es mecánico, que siempre trabajó en negro y que lo echaron sin aviso: 11 años en un mismo taller y ni un peso de indemnización . A la pésima noticia le sobrevino la tragedia: no pudo pagar el alquiler y quedaron en la calle, dice y enumera a la familia: su mujer, él, Blas (de un año), Vera (4) y Enzo (8).

"Es difícil estar acá porque hay mucha gente y, bueno, no todos se llevan bien. Hay problemas. Todos los días hay problemas. Hay peleas ", suelta. Cuando dice "acá" se refiere al centro de inclusión social Costanera Sur, donde la familia encontró más que un techo cuando quedó literalmente en la calle .

Gustavo lleva más de un mes en el centro Costanera Sur junto a su mujer y sus tres hijos. En la imagen, junto al menor de ellos, cuenta que, luego de tener problemas en el lugar en el que alquilaba y quedarse sin trabajo, terminaron los cinco en la calle

Lo que dice y cómo lo dice ayuda a entender un fenómeno complejo: en la ciudad de Buenos Aires sobran plazas para que la gente en situación de calle tenga un lugar donde transitar esa situación pero casi un 40% de quienes están en la calle no van a estos sitios . Son varias las razones, pero la idea de que son lugares inseguros es una de las más extendidas. Otras causas están relacionadas con el hecho de tener reglas estrictas o simplemente, con el desconocimiento de que existen.

¿Por qué los centros de inclusión social generan desconfianza en muchas de las personas que viven en la calle? LA NACION recorrió tres de los seis centros que maneja el gobierno porteño de forma directa para ver cómo funcionan, conocer cómo los aprovechan quienes deciden pedir asistencia ahí y qué ideas alejan a muchos otros. Esa oferta habitacional de urgencia se completa con otros 32 hogares que pertenecen a otras organizaciones civiles y que con un convenio con la Ciudad son parte de la red pública. Algunos son para familias, pero también hay para mujeres con hijos, mujeres solas, mujeres trans y varones.

Antes de la pandemia, estos espacios ofrecían cena. Hoy, dan cuatro comidas diarias

Son espacios centrales en la estrategia del Gobierno porteño para que las personas en situación de calle consigan un trabajo y armen un proyecto de vida . Dan contención y albergue las 24 horas, a diferencia de los paradores, que solo ofrecían cena y una cama donde dormir. Sin embargo, y como dijimos, una gran porción de esa población para la que están pensados no los aprovecha y, directamente, los evita . Eligen quedarse en la calle, a la intemperie y como mucho, dormir en un colchón sobre la vereda o dentro de un cajero de un banco.

Cuatro comidas y contención

Las personas que residen en estos centros reciben las cuatro comidas, seguimiento sanitario, contención psicológica, acompañamiento educativo (para niñas, niños y adolescentes) y, si lo desean, capacitación laboral de acuerdo con experiencias previas y aptitudes personales . Así lo describen desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, el organismo del que dependen.

Pero la estancia en estos centros implica una serie de desafíos , no menores cuando se viene de vivir en la calle. Quienes allí se alojan deben cumplir con una serie de normas y reglas de convivencia que incluyen horarios, pautas y compromisos.

Por ejemplo, es requisito ir a las entrevistas con el equipo de admisión, cumplir con los tratamientos médicos que sean necesarios y, en el caso de que haya hijos, que el padre...

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