La guillotina de Cristina Kirchner

Una Robespierre sin guillotina. O con una guillotina manipuladora y cruel. Un Senado argentino convertido en el Comité de Salvación Pública de la revolución francesa. usa el Senado y la inexplicable sumisión de los senadores peronistas solo para desahogar supuestas ofensas viejas. Ni la pandemia ni la economía (los únicos conflictos que realmente le importan ahora a la sociedad) merecen su atención. A veces retrocede porque intuye que las comisiones investigadoras terminarán investigándola a ella. Cuando avanza, atropella a las instituciones y a sus leyes, a la Constitución y al reglamento del Senado. Su guillotina metafórica es el escarnio público de sus enemigos, la humillación de los que ella cree que la humillaron. Cada hecho que podría comprometer al gobierno de Mauricio Macri merece una investigación de sus laderos, seguramente sesgada y arbitraria. No obstante, la impronta última de la expresidenta compromete seriamente a Alberto Fernández y su estrategia de acordar con la oposición y de conseguir el acuerdo senatorial para el juez Daniel Rafecas como jefe de los fiscales. Como van las cosas, Rafecas podría estar condenado a esperar hasta siempre ese imprescindible acuerdo.La última comisión investigadora que se le ocurrió es sobre el caso de la empresa Nunca el cristinismo fue claro sobre si pretendía investigar a Vicentin o al Banco Nación por haberle dado créditos en tiempos de Retrocederá en algún momento. La deuda de Vicentin con ese banco público en tiempos de Macri creció un 36 por ciento, pero entre 2008 y 2014, cuando Cristina presidía el país, la deuda de la empresa con el mismo banco aumentó un 240 por ciento. Vicentin no es Lázaro Báez. Aclaración necesaria después de tanto parloteo inútil. La empresa agroexportadora tiene 90 años de antigüedad y es clienta del Banco Nación desde hace más de 50 años. En 2014, la propia Cristina inauguró la planta de Renova, en Puerto Timbúes. Vicentin invirtió más de 1000 millones de dólares en esa planta con créditos del BID, de la Corporación Financiera Internacional (que depende del Banco Mundial) y de la Corporación Andina de Fomento (actual Banco de Desarrollo de América Latina), que son ahora acreedores de la empresa concursada. Pero ¿es necesaria una investigación parlamentaria de los créditos del Banco Nación? No. Una investigación sobre los préstamos de ese banco a Vicentin está en manos del juez federal Julián Ercolini y del fiscal Gerardo Pollicita. Cristina los detesta; son...

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