Para la guardia costera, un desafío extremo

ROMA (De nuestra corresponsal).- El destino de miles de desesperados que deciden arriesgar sus vidas y se aventuran en el mar Mediterráneo con barcazas destartaladas en dirección a Europa se decide a más de 1000 kilómetros de allí. Aunque pocos lo saben, es en el comando central de la guardia costera (GC) italiana, en el barrio del EUR de esta capital, donde se coordinan los rescates de los cientos de miles de migrantes, la mayoría africanos, que llegan a las costas del sur de Italia, al escapar de guerras, miseria y hambre.

En lo que va del año, la GC salvó a más de 65.000 personas, entre ellas muchas mujeres y chicos, una cifra récord. Y en 25 años rescató a un millón de seres humanos. "Lo que está sucediendo no es normal. Se trata de un fenómeno de época, de grandes números y, lamentablemente, de grandes tragedias. Italia sola no puede. El mundo no entiende la gravedad de lo que está ocurriendo, y seguirá pasando", advierte el almirante Vincenzo Melone, comandante general de la GC.

La denominada "sala operativa" del comando central de la GC, que por primera vez en sus 152 años de historia abrió sus puertas a periodistas de la Asociación de la Prensa Extranjera, es el corazón del sistema de rescate puesto a punto por Italia, admirado por muchos. Allí es donde funciona el "cerebro" de lo que va a ser la solución más rápida de los naufragios que se dan en el Mediterráneo.

"Lo que hacemos desde Roma son los planes para que quienes operan en el mar lo hagan de la forma más eficaz y más eficiente. Para dar una idea, siempre suelo dar el ejemplo del director de orquesta, que tiene muchos instrumentos, pero es él el que los hace sonar en el modo correcto", explica el comandante Filippo Marini, jefe de relaciones externas de la GC italiana.

Para llevar a cabo un salvataje, en efecto, no siempre se activa una de las 600 unidades navales que tiene esta fuerza. Gracias a sistemas de última tecnología, la GC identifica cuáles son las embarcaciones que están más cerca de la emergencia -que pueden ser barcos mercantiles o de ONG humanitarias- y decide a quién ordenar acercarse para el rescate.

En el mar, de hecho, la prioridad es salvar vidas y todas las embarcaciones están obligadas a seguir las indicaciones de la GC. "No sólo es un deber humanitario, sino una obligación jurídica", explican.

En la sala de sistemas, junto a la sala operativa, inmensas pantallas muestran qué pasa en el mar. Sistemas de monitoreo de tráfico naval que representan...

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