Un giro hacia la sensatez

Es imperturbable en su decisión de sorprender. Cristina Kirchner fue ayer una política correctamente pacifista, después que había dejado crecer las expectativas de una mayor tensión con Londres. Contradijo, por momentos, lo que hace con lo que dice, pero su discurso, en un aniversario redondo de la guerra por las islas Malvinas, fue un conjunto sensato, sin fisuras, salvo las concesiones que hace, y que nunca faltan, a la épica kirchnerista. Ni siquiera se dejó llevar por la impronta combativa de los que la precedieron en la palabra, incluida la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, más kirchnerista que los Kirchner.Hasta David Cameron debió asombrarse por las palabras de la inofensiva líder que habló ayer desde el fin del mundo. La Presidenta intentó refutarlo, pero por uno de esos extravíos de la oratoria terminó dándole la razón. Cameron había dicho que la guerra de 1982 fue una agresión a la libertad de los malvinenses. Cristina Kirchner le contestó que los argentinos vivían en aquella época sin libertad, afirmación que es irrebatiblemente cierta. ¿Qué podían esperar entonces los isleños de un triunfo de los militares argentinos, tal como dijo el primer ministro británico, si no un atentado a la propia libertad de los habitantes de las Malvinas?Los propios intelectuales que la critican se vieron comprendidos por el primer párrafo de Cristina Kirchner en alusión directa al 2 de abril. "La guerra no se conmemora", afirmó, y se colocó en la difícil posición de tener que explicar qué hacía ella en un lugar como ése y en un día feriado. No explicó nada, pero aquella frase es más expresiva de su decisión política que un feriado más entre tantos feriados inútiles.Estuvo a punto de desautorizar a los ministros belicosos, como el canciller Héctor Timerman y la ministra de la Industria, Débora Giorgi. No llegó a tanto. Hace poco, un diplomático extranjero le señaló a Timerman la importancia de una declaración de Cameron en la que éste proponía un diálogo con la Argentina por el petróleo, la pesca y las comunicaciones. "Que los británicos entreguen la soberanía y después hablamos", le contestó el canciller, despectivo. Giorgi pidió públicamente a las empresas argentinas que no compren insumos británicos y se metió, tal vez conquistada por la ignorancia, en un pleito amplio con la Unión Europea (UE). La Presidenta, en cambio, levantó ayer el diálogo con los británicos como el único e inamovible reclamo de su gobierno.En Tierra del Fuego estaban ayer los...

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