Género y tolerancia política

AutorHugo Omar Seleme
CargoInvestigador del CONICET, Profesor Titular de Ética de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba
Páginas243-273
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GÉNERO Y TOLERANCIA POLÍTICA *
GENDER AND POLITICAL TOLERANCE
Hugo Omar Seleme **
Resumen: El presente artículo llama la atención sobre la diversa natu-
raleza de las posiciones presentes en el debate acerca del género. Mien-
tras algunas posiciones son de índole cientíca, otras son metafísicas,
éticas o políticas. Desde el punto de vista del paradigma liberal iguali-
tario, tal distinción es fundamental. Las instituciones públicas tratan a
todos los ciudadanos como libres e iguales cuando son neutrales tanto
a nivel metafísico como ético. La neutralidad involucra dos exigencias.
Por un lado, las instituciones públicas deben justicarse sólo en base a
consideraciones de índole política o cientíca y, por el otro, no deben
promover o suscribir a ninguna concepción ética o metafísica.
Palabras-clave: Igualdad - Discriminación - Liberalismo político.
Abstract: e paper draws attention to the diverse nature of the po-
sitions involved in the ongoing debate about gender. While some po-
sitions are scientic, others have a metaphysical, ethical or political
character. From a liberal egalitarian paradigm, this distinction is cru-
cial. Public institutions treat all citizens as free and equal when they
are metaphysically and ethically neutral. Neutrality involves two re-
quirements. On the one hand, public institucions must be justied on
political or scientic considerations and, on the other they must not
promote or endorse any ethical or metaphysical conception.
* Trabajo presentado el 10 de octubre de 2012; aprobado el 5 de marzo de 2013. El presente texto
es una versión revisada y expandida de la ponencia que presentase en el panel “Identidad de Género:
de las Manifestaciones Sociales al Debate Parlamentario” de la III Semana de la Diversidad (13 al 19 de
Noviembre del 2011). En esa ocasión tuve la oportunidad de compartir la mesa de debate con la Diputada
Nacional Silvia Storni y el Consiliario Universitario Facundo Quiroga Martínez, a quienes agradezco por sus
observaciones. También agradezco a Laura Sánchez quien, aun sin compartir muchas de las conclusiones
alcanzadas en el texto me brindó generosos aportes que espero hayan ayudado a mejorarlo. Creo que si
hubiese más ciudadanos con sus cualidades humanas e intelectuales, el ideal de tolerancia liberal que
propugno en el texto sería más asequible. Agradezco a los miembros del grupo Derecho, Ética y Política
(DEEP) y a los miembros de la cátedra de Ética de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
de Córdoba. Especialmente a Guillermo Lariguet, Carlos Krauth, Luis Díaz, Cristian Fatauros, Adriana
Vercellone, Lucrecia Aceto, Andrea Fasoli, Natalia Milisenda, Romina Frontalini, Santiago Truccone,
Ercilia Adén, Florencia Rodríguez Nassuti, Melisa Amayusco y Alejandra Nader. Todos ellos han sido
interlocutores permanentes cuyas observaciones han puesto a prueba las ideas presentadas en el texto.
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Investigador del CONICET, Profesor Titular de Ética de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
de la Universidad Nacional de Córdoba. e-mail: hugoseleme@gmail.com
R   F, V. V N° 2 N S II (2014) 243-273
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Revista de la Facultad, Vol. V N° 2 Nueva Serie II (2014) 243-273
Keywords: Equality - Discrimination - Political liberalism.
SUMARIO: I. Introducción. - II. Los debates acerca del género. -
III. Género, ciencia, metafísica, ética y política. - IV. Género, tole-
rancia y neutralidad. - V. Conclusiones.
I. Introducción
Desde que Simone de Beauvoir declarase que una mujer no nace sino que se
hace (1), mucho ha sido escrito con relación a los problemas de género. No obstante,
como suele suceder, esto no ha contribuido a que se perciban con claridad los diferen-
tes planos de discusión involucrados. La discusión ha abordado problemas de índole
diversa sin que se advierta su carácter diferenciado.
Cuatro tipos de problemas han sido objeto de debate. Problemas metafísicos -re-
feridos a cuál es la estructura profunda de la realidad-, problemas cientícos -acerca
de la descripción y predicción de regularidades empíricas-, problemas éticos -referi-
dos a cuál es el modo valioso de conducir nuestras vidas- y problemas políticos -sobre
el modo correcto de diseñar nuestras instituciones públicas-.
La falta de claridad a la hora de distinguir estos problemas es en sí misma perni-
ciosa, pero lo es más si uno -como cada uno de nosotros- habita un esquema de ins-
tituciones jurídico-políticas que descansan sobre principios democráticos y liberales.
Un punto central del Liberalismo -por lo menos en la versión que considero moral-
mente justicada- es que el Estado debe ser tolerante y para ello debe ser neutral (2).
El Estado no debe tomar partido con relación a cuestiones acerca de las cuales los
ciudadanos pueden tener desacuerdos razonables, esto es desacuerdos que no están
fundados ni en la ignorancia ni en la mala fe (3). Si el Estado promueve alguna de estas
(1) Cfr. DE BEAUVOIR, Simone. e Second Sex, Constance Borde y Sheila Molovany-Chevallier
(trads.), New York, Vintage Books, 2011.
(2) Me reero al paradigma liberal igualitario defendido, entre otros, por John Rawls en A eory of
Justice, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1971-1999.
Algunas versiones de liberalismo no aceptan el ideal de neutralidad. Un caso paradigmático es la
concepción de Joseph Raz. La línea argumental seguida por Raz es la siguiente. El Estado debe promover
que los individuos lleven adelantes vidas valiosas. Una vida valiosa es aquella que posee valor intrín-
seco y ha sido elegida autónomamente. El ejercicio de la autonomía requiere que existan alternativas
valiosas entre las cuales elegir. La existencia de estas alternativas valiosas depende de la existencia de
formas sociales. La existencia de estas formas sociales requiere de la intervención activa del Estado. En
consecuencia, concluye Raz, el Estado debe determinar cuáles son las formas de vida valiosas, cuáles
son las formas sociales que estas formas de vida requieren, y adicionalmente debe sostener -a través
de sus normas jurídicas y sus políticas- estos planes de vida valiosos y las formas sociales de las que
dependen. El Estado no debe permanecer neutral frente a las concepciones de la “vida buena”. Cfr.
RAZ, Joseph. e Morality of Freedom, Clarendon Press, Oxford, 1986.
(3) La idea de desacuerdo razonable ha sido elaborada por John Rawls. El punto focal de esta idea
es la de persona razonable. Un desacuerdo es razonable si es uno que puede existir entre personas
razonables. Lo que caracteriza a una persona razonable es: a) el deseo de cooperar con otras personas
razonables en base a términos que ellos puedan aceptar, b) el reconocimiento de que pueden existir
desacuerdos debidos a la complejidad de la evidencia relevante, las diferentes historias de vida, y lo

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