Francisco, ante su mayor examen de acrobacia diplomática

JERUSALÉN.- Para un líder religioso es fácil rezar por la paz en Medio Oriente. Pero viajar hasta aquí a pedirla obliga a un agotador ejercicio de acrobacia diplomática: cde un fracaso que avive los odios que dominan la región.Cuando decidió peregrinar a Tierra Santa, el papa Francisco aceptó poner en juego una buena dosis del capital político que se dedicó a construir desde el día en que asumió el pontificado. Jordania fue el lugar elegido para su dramático reclamo a la comunidad internacional para frenar la escalada armamentista y rogarPero las próximas escalas lo expondrán a una preocupación que lo inquietó de manera casi obsesiva: evitar que israelíes o palestinos -otra vez con el diálogo de paz cortado- consiguieran usarlo para reforzar sus reivindicaciones y aguaran su mensaje de concordia. El mundo lo mira. Es su misión exterior más ambiciosa tras 14 meses en los que se dedicó a reconstruir la popularidad de la figura papal.Los negociadores de la agenda en Jordania, Israel y Palestina terminaron exhaustos después de meses de papeles que iban y venían. Obsesionado con mantener el equilibrio, el Papa rastreó trampas en cada actividad que se le propuso.Su primer escudo fue sumar a la comitiva al rabino Abraham Skorka y al dirigente musulmán Omar Abboud, como símbolo de que la convivencia interreligiosa es posible. "Ganamos algunas batallas, perdimos otras", se resignaba ayer un funcionario palestino que participó de las gestiones.Algunos puntos de esas discusiones tienen ribetes tragicómicos. El gobierno palestino ansiaba llevar a Francisco a recorrer el Muro de Separación que construye Israel en tierras de Cisjordania.El Vaticano no aprobó la idea: Francisco sólo iba en peregrinación religiosa a Belén. Cuando se diseñaba el camino que haría el papamóvil hacia la Iglesia de la Natividad, los funcionarios palestinos descubrieron que no pasaría por el muro. "Iremos por el camino más corto", dijeron en la Santa Sede. Pero una conveniente obra en una calle del trayecto obligará al Papa a hacer un desvío de 200 metros que lo hará doblar justo por delante de la mole de concreto.ReconocimientoEl Vaticano también limitó la visita que hará el Papa a refugiados a las afueras de Belén. Recibirá a niños de un campamento formado por desplazados de la guerra de 1948, pero lo hará en un centro cultural sin recorrer el caserío que refleja un costado del drama humano del conflicto palestino-israelí.Lo breve del paso por Cisjordania queda compensado a ojos del gobierno...

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