Francisco se despidió de México con una inédita misa en la frontera

CIUDAD JUÁREZ.- Era su deseo desde hace tiempo venir hasta la frontera-símbolo de la tragedia de las migraciones forzadas, trata de personas, explotación, violencia del hombre sobre el hombre. Él mismo había contado que su sueño era ingresar a Estados Unidos por esta frontera. Pero su rol clave en el deshielo entre Estados Unidos y Cuba frustró ese deseo: finalmente, en septiembre del año pasado, en un viaje histórico, voló a Washington desde La Habana.

Pero ayer, , su sueño se hizo realidad. Y , que en julio de 2013 visitó la isla de Lampedusa para llorar a los miles de muertos ahogados en el Mediterráneo y lanzar un grito a la comunidad internacional, desde esta frontera emblemática denunció una "crisis humanitaria" y el "negocio del tránsito humano".

Llamó a "llorar por la injusticia, la degradación y la opresión" de este rincón del mundo, corazón de la crisis migratoria del continente y epicentro de violencia, femicidios, trata, explotación, narcotráfico, opresión e injusticia. Y, en el año de la misericordia, con palabras fuertes y directas como siempre, hizo un llamado a la conversión, al cambio.

"Siempre hay posibilidad de cambio, estamos a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como pueblo, lo que nos está degradando como humanidad", clamó, en la primera misa binacional celebrada por un papa en una frontera, a sólo 80 metros del río Bravo y de la valla metálica que separa México de Estados Unidos, ante unas 200.000 personas.

"En este año de la misericordia, y en este lugar, quiero con ustedes implorar la misericordia divina, quiero pedir con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión", dijo, en una homilía vibrante, también escuchada en silencio del otro lado de la valla metálica, en El Paso, Texas, donde no sólo se veían fieles, sino también una inmensa bandera norteamericana colgada de una grúa.

Antes de llegar hasta el predio ferial para una misa sin precedente, en una imagen que vale mil palabras, el Papa se acercó a saludar a los que estaban del otro lado de la valla metálica en El Punto, un sitio donde se había levantado una cruz, el momento más conmovedor del viaje.

"Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar al otro lado. Un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR