Fortalecer la defensa nacional

En estos 40 años de democracia la defensa nacional ha sido lamentablemente relegada . Primero, como reacción ante el gobierno dictatorial que la antecedió. Después, por imperio de una ideología tan absurda como excepcional en el mundo. Finalmente, por haber otras prioridades en el marco de famélicos recursos y elefantiásicos gastos fiscales. Decimos absurda y excepcional porque una rápida panóptica muestra que sea de izquierda o derecha, de arriba o abajo, a la defensa no la margina nadie en este planeta.

Nuestra nación tiene un programa escrito en 1853. Es el Preámbulo de la Constitución . Expone seis objetivos. Uno de ellos, la defensa común. Han pasado 170 años y todos están relativamente incumplidos. Son las asignaturas que nos llevamos a marzo. Lo peor es que no sabemos de qué año. Más grave: se discute por caso si uno de los objetos del Preámbulo -"afianzar la justicia"- requiere un poder autónomo como lo establece la ley fundamental o habría que devenirlo oficina administrativa del Ejecutivo. También se pone bajo análisis si existiendo paz regional necesitamos Fuerzas Armadas, apuntando a un desopilante desarme unilateral, tan incondicional como inédito en la historia contemporánea.

La defensa es condición necesaria, aunque no suficiente, para que la Argentina disfrute de paz interior, promueva el bienestar general y asegure los beneficios de la libertad a sus habitantes, para decirlo con las palabras del Preámbulo. La defensa no es agresiva, sino disuasiva de la eventual agresión. Preparándose para una buena defensa se evita el conflicto abierto. Diferendos, desde llevaderos hasta los de alta tensión, siempre existieron y existirán. Las tiranteces son consustanciales a la vida de los Estados. Cualesquier período histórico, en cualquier latitud y tiempo prueba que el desenvolvimiento de los Estados va desde serios entredichos hasta conflagraciones graves.

Es hora de volver a tener defensa nacional. La defensa también está en el radar del cambio ineludible. Comienza por el principio: la recuperación del salario militar con el doble fin de jerarquizar a los miembros de las fuerzas y de retenerlos para la defensa. Hoy, personal excelente y costosamente formado es atraído por fuerzas de seguridad o la actividad privada como resultado de la degradación remunerativa que experimenta. Cierto es que recientemente se ha comenzado a revertir esta situación. Se debe seguir en el camino de la jerarquización salarial. Otra área clave es la ley de...

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