La Feria del Libro en la villa 21-24, un éxito que busca ir más allá del barrio

La edición de este año de la Feria del Libro Infantil y Juvenil incorporó la Casa de la Cultura Popular de la villa 21-24 como una de sus sedes -además de Tecnópolis y el Centro Cultural Kirchner (CCK), que cierran todas este domingo- para "borrar las fronteras sociales y culturales", según había señalado el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, en el inicio de las vacaciones de invierno. Hasta el momento, ese valioso objetivo sigue en el plano de las intenciones: mientras puertas adentro la convocatoria en el barrio es puro éxito, en el resto de la ciudad no toman esta tercera filial como una opción de su oferta a la que acercarse y participar.

A cuatro días de la implementación de combis gratuitas que van desde el céntrico CCK hasta esa Casa, en Barracas, esta cronista y un fotógrafo fueron los únicos pasajeros en uno de esos servicios. El día anterior, el transporte no había salido por falta de interesados.

En tanto, la fila de niños que esperaba poder ingresar al lugar se bifurcaba por uno de los pasillos de la villa de Barracas, en la que viven más de 50.000 personas. Allí el clima de fiesta comenzaba en la vereda del edificio, donde durante la gestión kirchnerista se había planificado instalar el despacho del ministro de Cultura de la Nación -proyecto que abortó ese mismo gobierno- en la avenida Iriarte al 3500. Desde lo alto de un par de zancos artistas circenses entretenían a los vecinos, aún asombrados. "Está buenísimo: hay libros, que podés agarrar y leer? Obvio que después los tenés que devolver", contaba Luciano Salinas, de 11 años.

Las características de esta propuesta resultan innovadoras con relación a la tradición de la feria editorial. No hay aquí stands con ejemplares para la venta. La Fundación El Libro es auspiciante -la organización y programación corre por cuenta del ministerio- y donante, como también algunas editoriales, de los textos que, anticiparon a LA NACION, serían regalados a los interesados.

En el hall de ingreso hay un espacio de lectura, dos anaqueles, mesitas y sillas bajas donde los chicos se sientan a leer con sus hermanos o con los mediadores de lectura contratados a través de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina por Cultura. "Tienen formación en el contacto con los libros; los tratan con respeto y a nosotros también", observó Fernanda Petit, profesora de literatura y una de las mediadoras de lectura. "Arriba un señor te cuenta cuentos. Nos dejó quietos. Mi mamá...

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