Femicidio: primera condena contra un gobierno por no proteger a la víctima

SALTA.- "Abuela, algo malo va a pasar", dijo la niña de cinco años luego de atender el teléfono fijo de la casa. Aquel 20 de noviembre de 2014, algunas horas después de llamar para anticipar su crimen, el policía José Adrián Chilo asesinó de dos disparos -con su pistola reglamentaria- a la artesana Claudia Alejandra Sierralta Carrizo, de 33 años, con quien había tenido dos hijas. También abrió fuego contra algunas personas que intentaron detenerlo en la calle.Recientemente, la Sala Tercera del Tribunal de Impugnación confirmó la condena a cadena perpetua para el femicida, y también ratificó que el Estado provincial deberá "pagar en forma solidaria, conjunta y mancomunada, a E.I.C. y a los menores G.M.J.C., J.A.C., G.B.S.y L.M.M.S., la suma total de $2.600.000 en concepto de reparación integral por el daño causado por la muerte" de la víctima.Según datos del expediente, el policía Chilo había advertido a los médicos de la Policía de Salta sobre lo que podía ocurrir: se presentó voluntariamente, dijo que estaba consumiendo estupefacientes, que se encontraba alterado mentalmente, y pidió que le quitaran su pistola. Pero nadie escuchó. Dos meses después, el femicida llamó a su hija de cinco años, le advirtió del crimen, y luego mató a Claudia.Al respecto, la abogada de la familia, Gabriela Rodríguez, dijo a LA NACIÓN: "El Estado fue condenado debido a la inacción, porque teniendo todas las herramientas para evitar el femicidio no hizo nada. Este caso es una bisagra, porque ahora cuando un policía es denunciado por violencia de género le retiran el arma".Y agregó: "Como querellantes manifestamos que la policía estaba custodiando la casa, pero no cuidaba a la víctima. Simplemente, cuidaban los ladrillos. Porque mientras un agente estaba en la puerta de la vivienda, a Claudia la ultimaban a pocas cuadras. El proceder del Estado fue pésimo". En esa línea, cabe destacar que en al menos otros tres femicidios se investigó, o se investiga actualmente, el accionar negligente de la policía."Por otro lado, el femicida no mostró arrepentimiento, sino que por el contrario hablaba con odio y resentimiento hacia la víctima. Sus hijos no lo están visitando en la cárcel por más que lo pidió. La niña más grande está muy...

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