Un excolaborador de Sturzenegger se sumó al equipo de Milei que impulsa la dolarización

Javier Milei con un billete de cien dólares con su cara, en septiembre pasado

En 40 años de democracia, la Argentina tuvo varios logros, aunque uno le sigue siendo esquivo: muy pocas veces logró un matrimonio duradero entre las expectativas positivas que suelen despertar las elecciones y el bienestar económico. La "economía de guerra" y el Plan Austral en 1985; el plan Bonex a fines de 1989; el "impuestazo" de la Alianza a fines de 1999; el primer cepo cambiario en octubre de 2011 y las devaluaciones posteriores a los comicios de 2013, 2015 y 2019, recuerdan que, acallados los festejos, tarde o temprano llegan medidas duras que modifican el humor de la sociedad. ¿Habrá que sumar el año 2023 a esta lista?

En pocos días se develará si el resultado de las urnas convalida las encuestas y permite a La Libertad Avanza dar un paso más hacia el que sería el cambio más drástico de la historia económica argentina: la dolarización, un experimento que pocos países intentaron, como Ecuador, Panamá o El Salvador, y que otros incluso revirtieron con alto costo, como Zimbabwe.

Tal como contó La Nación , en los equipos técnicos del partido que conduce Javier Milei dicen tener al menos cinco alternativas de dolarización para otros tantos escenarios posibles , no solo determinados por el panorama local, sino también por el internacional, y solo resta esperar a ver qué sucede el domingo o, eventualmente, el 19 de noviembre si les toca disputar el ballottage. Mientras tanto, el nerviosismo y los rumores sobre cómo se prepararía el terreno para aplicarla crecen. Las versiones de una remake del plan Bonex de 1989, en el que bancos y empresas recibirían bonos más largos a cambio de sus acreencias con el Estado, arrecian. En los bancos advierten: "Las Leliq [las letras que reciben del Estado a cambio de los pesos que prestan] es la garantía de los depositantes de que les vamos a devolver la plata". Los ahorristas miran de reojo.

Mientras tanto, los libertarios dan pocas señales. Dicen que no tiene mucho sentido avanzar en detalles antes de saber qué pasará este domingo en las urnas. Los bancos no coinciden. Allí la intranquilidad se pesa en toneladas. Por lo pronto, ya pasaron su mensaje públicamente: la bola de Leliq no es un problema insoluble; la salida es recuperar la confianza de los ahorristas para reorientar el crédito al sector privado. "Hoy nadie toma un préstamo, ni siquiera los de tasa subsidiada, y no queda otra que prestar al Gobierno", explican.

En el...

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