Europa contiene la respiración ante un posible cataclismo

París.- El resultado del referéndum del jueves para definir si Gran Bretaña permanece o abandona la UE podría abrir uno de los períodos de mayor inestabilidad política que conoció el continente en los últimos años.

Como principal líder del Partido Conservador y principal figura de la campaña a favor del remain, David Cameron sería probablemente la primera víctima de un pronunciamiento a favor del leave. Es difícil imaginar que pueda seguir en el 10 de Downing Street después de sufrir una humillación comparable a los acuerdos de Munich de 1938 o el repliegue posterior a la intervención de 1956 en el canal de Suez, según la analogía acuñada por el diputado laborista Denis MacShane. En esas condiciones, Cameron no podría ser el encargado de negociar el retiro del Reino Unido.

La consulta del jueves marca un acontecimiento sin precedente porque en los 58 años de historia de la UE hubo una sola salida: fue el caso muy singular de Groenlandia, en 1985, pero que tuvo repercusiones insignificantes.

Para muchos analistas, la decisión británica de retirarse de la UE, 43 años después de su adhesión, podría desencadenar "un auténtico cataclismo". Abriría un período de "increíbles incertidumbres", prevé Patrick Artus, jefe economista del banco francés de negocios Natixis. Las discusiones para negociar las condiciones, que se prolongarán por lo menos durante dos años, pueden precipitar una reacción en cadena en otros países que se encuentran visiblemente incómodos dentro del corset institucional europeo. En el edificio Carlomagno de Bruselas, donde funciona la sede de la presidencia de la Comisión Europea, todos piensan, en primer lugar, en los cuatro países del grupo de Visegrad (Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia), que ingresaron hace apenas 12 años. El efecto dominó podría extenderse a Austria, Suecia, Dinamarca e incluso, según un análisis de la ONG Vote Watch Europe, hasta Holanda, uno de los seis miembros firmantes del Tratado de Roma de 1957.

Ese proceso diplomático -excesivamente largo, tenso y complejo desde el punto de vista técnico- será tributario del impacto político interno y del enorme estrés que provocarán las convulsiones económicas derivadas del Brexit.

Es probable que la primera consecuencia visible sea la amenaza de desintegración del país. Escocia, que representa el 8% del PBI británico, podría reclamar un nuevo referéndum sobre su independencia. Una exigencia de esa naturaleza reavivará, con mayor intensidad, la...

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