Es cuadripléjica y gracias a una perra de asistencia logró autonomía

En el living de una casa de Munro, Nuria Zucchiatti aprovecha la tarde para descansar junto a India, su perra. En un momento, se le cae al piso una servilleta de tela que estaba tratando de sujetar. Nuria no puede levantarla por una cuadriplejía que le impide mover las piernas y le dificulta usar los brazos. "India", dice en voz baja. La labradora, que fue entrenada como perra de asistencia, se levanta de inmediato y muerde suavemente la servilleta, se acerca a la silla de ruedas y se la alcanza.A 42 kilómetros de ahí, en la Unidad Penitenciaria 31 de mujeres de Ezeiza, Cecilia, una mujer privada de su libertad desde hace tres años, prepara diferentes ejercicios para tres labradores. Hace un año y medio entró en el programa Huellas de Esperanza del Servicio Penitenciario Federal (SPF), a través del cual los internos entrenan a perros de asistencia que luego son donados a que requieren de este tipo de apoyo, como Nuria."¡Bingo, Zeus, Sol!", llama cariñosamente Cecilia a los tres perros (negro, marrón y dorado, respectivamente) de menos de dos años, con los que convive todo el día en una pequeña casa fuera de los pabellones. Por la próxima hora, junto a seis compañeras y la instructora del programa que las guía, harán que los labradores practiquen diferentes rutinas, como levantar objetos del piso, abrir y cerrar una heladera para buscar algo, y prender y apagar luces, entre otros. Siempre, premiados con un poco de alimentos y caricias."Ellos son como nuestros hijos. Estamos siempre juntos y los vemos evolucionar como perros de asistencia. Es duro cuando los entregamos a un beneficiario, porque uno se encariña. Pero es imposible no estar orgullosas sabiendo que van a mejorarle la vida a una persona que lo necesita", asegura Cecilia, que observa con atención el movimiento de los perros. Especialmente a Sol, su favorita, que es muy parecida a India.Nuria tiene 50 años y tuvo un accidente de tránsito en 1999, cuando, yendo a esquiar a San Martín de los Andes, la camioneta en la que viajaba volcó cerca de Piedra del Águila. "Desafortunadamente estaba en los asientos de atrás y ninguno tenía cinturón. En un segundo, me cambió totalmente la vida", confiesa Nuria, quien se había recibido de socióloga unos meses antes y planeaba seguir estudiando Derecho, ya que trabajaba en Tribunales.Después de ese trágico episodio, Nuria luchó para superar sus limitaciones. "Yo no quería ser una carga para nadie. Hice todo lo posible para seguir estudiando y...

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