Encontrar en el silencio el alma intuitiva

"Somos seres evolutivos, en un planeta evolutivo, que se desplaza en un cosmos evolutivo. Y como seres humanos tenemos la oportunidad de participar de un momento histórico donde todo lo que conocemos se va a ir convirtiendo rápidamente en arcaico", reflexiona el poeta e investigador Miguel Grinberg. "Considero que no nacemos para reproducir la realidad tal cual existe porque por nuestra naturaleza somos seres en estado de travesía, en estado de iluminación permanente. Somos desafiados por los reflejos de una chispa divina a soltar el lastre de lo trivial, e ir logrando algo que nos coloque en situación de explorar el territorio sagrado", agrega.El compañero místico. Para Grinberg, todos nacen dotados de talentos y recursos originales, pero el problema es que no siempre se tiene la suerte o la iniciativa suficiente para desarrollarlos. Porque se nace en la familia equivocada, en el país equivocado o en un momento de la historia equivocado. Grinberg se acuerda de que muy temprano descubrió que en su naturaleza había una sensibilidad inmensa para lo religioso. "Cuando mis padres me llevaban a una ceremonia religiosa, por ejemplo un casamiento, ya fuera en una sinagoga o en un templo cristiano, en cuanto resonaban los primeros acordes de órgano no podía evitar las lágrimas y me invadía una gran emoción. Comprendí que me acompañaba un místico, un místico que era yo mismo."Pigmalión. A los 20 años, a través de su correspondencia con el poeta beat Jack Kerouac, descubrió el budismo zen en los escritos del monje Daisetz Teitaro Suzuki (1870-1966). "Los encargaba en Pigmalión, la librería inglesa de Buenos Aires que, a su vez, los pedía a la Sociedad Budista de Londres; tardaban exactamente un mes en llegar a mis manos. Así entré en el mundo de Oriente y leí todos los escritos de Suzuki, pero no terminaba de conformarme porque yo no quería ser un japonés ni un hindú: no estaba en mi tradición. Buscaba un sendero que trascendiera las culturas y las religiones, porque tampoco quería ser un monje. Pero sentía que le tenía que dar de comer a un Miguel místico que buscaba su alimento."Caminatas con un santo. "Un día en El Corno Emplumado , una publicación mexicana de poesía, encontré un poema de Thomas Merton, un monje trapense norteamericano, un ser cósmico, trascendental. Aconsejado por otro trapense, Ernesto Cardenal, amigo y traductor, le escribí y me contestó. Proyectamos un encuentro y aprovechando un congreso de poesía que organizamos en México en 1964, fui...

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