La eclosión del cristinismo

La congoja pública de la Presidenta por su condición de viuda contrasta con su decisión, íntima y tenaz, de cambiar profundamente la política y los hombres que encarnaron al kirchnerismo en vida de su esposo. ¿Nació el cristinismo? ¿Existe el http://www.lanacion.com.ar/1385511-el-pais-advierte-sobre-la-gran-transformacion-del-kirchnerismo-al-cristinismo ? ¿O es, en cambio, sólo una manera de ser, una forma de decir las cosas y un modo superficial de definir una mirada distinta, pero parecida, de la política?Hay una primera conclusión fácilmente perceptible: el cristinismo carga con una dosis mucho más alta de fanatismo que la que ya tenía el kirchnerismo histórico. Esa es la cláusula esencial del decálogo cristinista. La Presidenta lidera una expedición inaugural y épica de la política en la historia. Un solo retroceso de sus postulados (no importa cuáles sean ellos) significaría la derrota de la historia. En esas ideas confusas, abrasivas y turbulentas, se enclaustra la militancia cristinista.¿Hay más ideas? Si se hiciera un esfuerzo extraordinario de indagación, podría encontrarse la constatación de que Cristina Kirchner intenta convertirse, sin mucha suerte hasta ahora, en una líder profundamente transformadora; su esposo sólo aspiraba a ser un presidente reformador, que es una categoría política más suave. Es cierto que Néstor Kirchner arrastraba una historia de la que carece su esposa. Había sido un interminable gobernador patagónico. ¿Cómo trastocarse en revolucionario desde su anterior condición de líder conservador de una provincia controlada con los viejos métodos feudales? Imposible.Esa narración heroica de su papel por parte de Cristina Kirchner ha logrado convencer a peronistas diversos: algunos pertenecieron a las franjas de la izquierda peronista en los años 70, aunque el peronismo nunca los reconoció como propios; otros rescatan en ella sólo algunas borrosas pinceladas del primer Perón, el que era capaz de enfrentarse con el embajador norteamericano Spruille Braden. Olvidan que el propio Perón le dio al siguiente embajador de Washington la medalla de la lealtad peronista. No importa: todos los partidos políticos (y el peronismo en especial) viven más de los mitos inciertos que de las verdades comprobadas.Cristina arrastra, a pesar de todo, más devotos entre los que creyeron en los 70 que habían nacido para vivir una revolución que nunca les llegó. La vida era una nostalgia para ellos hasta que se encontraron con los Kirchner, pero con...

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