Dino Saluzzi, mago del bandoneón

Es un genio de la música. Artista fuera de serie. Portento en el bandoneón. Lo es desde que, en aquel escondido paraje salteño de Campo Santo, recibió de su padre músico, don Cayetano Saluzzi, los primeros consejos sobre cómo entendérselas con la botonera de ese fuelle. Ya desde aquella niñez en carpas de Salta, Dino pudo intuir que esa caja le era dada para henchirla de prodigios. Hace más de 70 años.Desde entonces, Dino Saluzzi viene dando saltos descomunales en su evolución de compositor e intérprete del bandoneón para ubicarse entre los próceres de la música contemporánea del mundo entero. Desde hace treinta años es uno de los artistas privilegiados, escogido por Manfred Eicher para el prestigioso sello alemán ECM Récords. Dino ha conquistado Europa desde su primera radicación en 1983.Cuando en 2001, fue convocado por RCA Victor para los 100 de la discográfica (que invitaba a los más grandes músicos), Dino decidió regresar al paisaje y al perfume de su amada Salta, para recoger sonidos que había dejado de niño. "Música pura, simple, sin pretensiones? de raíz profunda? que me ha visto crecer y que creció dentro mío", escribía él en el librito del disco memorable, en el que se despachó con todo el fuego y el agreste sabor telúrico con temas muy queridos, zambas como "Nostalgias santiagueñas" y "La añera", el motivo popular "Viva Jujuy", "Estando lejos de Salta" (de su papá Cayetano), la chacarera "La humilde" y su propio "Misachico", entre dieciocho temas.Ahora Dino regresa trayendo bajo el brazo su último disco editado el año pasado en ECM: Navidad de los Andes , con nuevas reminiscencias de su infancia, junto (otra vez) con la violonchelista Anja Lechner y el saxo tenor y clarinete de su hermano Félix. Pero no serán nuevas composiciones las que presentará entre mañana y el domingo, a partir de las 21, en el Café Vinilo. Dependerá de sus oyentes.Dino ha preferido dialogar, en estos días, solito con su fuelle. Y con furtivos invitados. Pero no anticipa nada; salvo que habrá resonancias de tierra adentro y de la música ciudadana. Misterio. Quizá, conjeturamos, Dino prolongará los climas del disco de 2011: Navidad de los Andes , que recorre la Puna o que vaga por allí en busca de estrellas. Será un encuentro introspectivo, con nuevas indagaciones y búsquedas. Y hallazgos dictados por su magnífica inventiva de improvisador.Dino es un obsesivo de la palabra. Por esto, el encuentro con su genio escapa de la consabida entrevista, que él detesta. Es clase...

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