Desventuras de un matrimonio por conveniencia

En El mundo y sus demonios, Carl Sagan asevera que una de las lecciones más tristes de la historia universal consiste en estar sometido demasiado tiempo a un engaño. Se tiende entonces "a rechazar cualquier prueba y encontrar que la verdad deja de interesarnos -dice-. El engaño nos ha engullido". Y explica el fondo de ese mecanismo mental: "Simplemente, es demasiado doloroso reconocer, incluso ante nosotros mismos, que hemos sido engañados: cuando le damos poder e influencia a un charlatán, casi nunca podemos recuperarnos". John Carlin divulgó hace poco la brillante acepción que le aplica un articulista inglés al fenómeno del momento: "Populismo es la voluntad de los votantes de que se les mienta". Parece una boutade , pero se trata de una reflexión profunda: esa voluntad de timo no se encuentra meramente en el gobernante mentiroso, sino en ciudadanos que están ávidos de consumir la mentira. Las dos citas, tan distantes en el tiempo, aluden sin pretenderlo a una única novedad candente. El kirchnerismo construyó una cerrada burbuja de sentido en la que diariamente, y a lo largo de cuatro años, se fue convenciendo una vez más de sus propios camelos. Habían legado una economía floreciente, el ajuste resultaba por lo tanto innecesario, la deuda se tomaba solo para beneficiar a los perversos amigos de Macri , había presos políticos en la Argentina, los corruptos encausados eran en verdad honestos militantes perseguidos por sus ideas. Y todo se arreglaba sacando a los malparidos de Balcarce 50, rompiendo con los acreedores, poniendo dinero en los bolsillos y llenando las heladeras. Ochenta días después, algunos de estos beatos se remueven nerviosos en los bancos de su parroquia, contienen la respiración, callan para no ser "funcionales a la derecha", militan el ajuste o susurran que este comienzo decepcionante no los representa. Algunos fanáticos, que pernoctan desde hace años en la burocracia estatal, siguen en la resistencia: antes era para desbaratar cada decisión de Macri; hoy, para que el " neoliberalismo " no tiente a Fernández. Después de tanto lavado de cerebro, corre una soterrada incomodidad en esas filas: el ajuste regresa y es inocultable para jubilados y, vía impuestazos, para casi toda la clase media; el gobierno nacional y popular trabaja para llevarse bien con el Fondo (que ahora revisará sus cuentas), la economía pinta para un año recesivo, y la felicidad peronista instantánea era tan facilista e ilusoria como la lluvia de...

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