Entre la deserción y el desempleo

Se habla con frecuencia de "la generación ni ni", para referirse a aquellos adolescentes y jóvenes que ni estudian ni trabajan. Esa realidad es de por sí inquietante por tratarse de un conjunto de vidas estancadas en un presente estéril. Pero hay algo más: lamentablemente, va en aumento el abandono escolar que concluye en deserción y ello reduce las oportunidades de trabajo. Cabe preguntarse con inquietud: ¿qué porvenir tendrán esos jóvenes y cómo afectarán al país esas generaciones entregadas a un destino de marginalidad?Los datos estadísticos que se acumulan revelan el perfil de la situación. Los ha provisto la Encuesta Permanente de los Hogares que elabora el Indec. Según esa fuente, entre 2003 y 2010, la desocupación juvenil creció un 17 por ciento, porcentaje que representa una cifra cercana al millón, cantidad por demás desalentadora que hace temer, además, problemas como el incremento en el consumo de drogas o la delincuencia juvenil. También se confirman las presunciones negativas: desde 2009, el Gobierno ha debido cuadruplicar el número de jóvenes beneficiarios que perciben un subsidio a causa del desempleo.No han faltado propuestas "por más y mejor trabajo" para esa multitud juvenil inoperante en sus mejores años. En ese plan de asistencia, lanzado en 2008, el objetivo fue promover el ingreso en el mercado laboral o abrir la oportunidad de iniciar alguna actividad productiva, incluso de manera independiente. Ese programa, conducido por el Ministerio de Trabajo, apoyó a los participantes con haberes mensuales para su sostén, dio...

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