El desafío de que no sea sólo marketing

Las alarmas sonaban desde hacía años. Ayer se concretó la buena noticia: el gobierno porteño le quitó la concesión a la empresa Jardín Zoológico de Buenos Aires. Pero no todo es celebración, ya que la administración afronta un escenario complejo, en el que se juega el destino de la colección de animales en cautiverio más importante que tiene la Argentina.

El gran desafío es que no se convierta en un anuncio marketinero. Con la información que el gobierno aportó hasta el momento sólo quedan dudas: la definición de ecoparque es tan amplia que este predio histórico podría seguir como hasta ahora o hasta desaparecer; se convocará a paisajistas y urbanistas, pero no se mencionan conservacionistas; el concesionario, que incumplió con todas las inversiones prometidas hace cuatro años tras una subasta pública, al parecer no será sancionado ni multado.

Aunque suena como un acierto no establecer plazos para "reubicar" a los animales, el nuevo plan tampoco detalla de qué forma solventará los gastos corrientes del Zoo (sueldos y alimentos de animales) ni menciona las inversiones que deben hacerse en el predio, que posee un enorme valor edilicio y patrimonial, además del natural.

Inversión

Sólo como para tener una idea de la magnitud de los costos de reconversión de zoológicos en el mundo, el de Leipzig, en Alemania, contó con una inyección de 160 millones de euros (2560 millones de pesos) y el de París...

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