Del derrumbe a la reconstrucción

La del mandato que hoy termina es la historia de un derrumbe y una reconstrucción. Ambos fueron sorprendentes. A los tres días de asumir el poder, hace cuatro años, la Presidenta fue acusada desde un tribunal de los Estados Unidos de haber sido la destinataria de los 800.000 dólares que ingresó Guido Antonini Wilson en Aeroparque. Tres meses más tarde, se desencadenó un conflicto que pondría en crisis al PJ y arrinconaría al kirchnerismo: la pelea con el campo. En Miami comenzó a trazarse una parábola que remató en la derrota del 28 de junio del año 2009. En lo que fue de un hecho al otro, la persona que hoy retendrá, majestuosa, los atributos simbólicos del mando enfrentó dos veces la encrucijada de continuar en el poder o abandonarlo. La noche en que el Congreso, con el voto crucial de Julio Cobos, anuló las retenciones móviles, y la noche en la que Néstor Kirchner fue derrotado en la provincia de Buenos Aires.Dos años después de ese último fracaso, Cristina Kirchner reasume el gobierno con un contundente respaldo popular. Obtuvo el 54% de los votos, controla el Congreso y cuenta con la fidelidad de 21 provincias. Esa masa de poder, llamativa por su volumen, se vuelve sorprendente a la luz de aquella secuencia. No es difícil encontrar gobiernos que se asienten sobre un consenso mayoritario. Pero es muy extraño dar con uno que consigue semejante suceso después de una caída catastrófica. Lo que sucederá hoy no debe su rareza a la dimensión, sino a la genética del éxito alcanzado. La Presidenta no ha conservado el poder. Lo ha recuperado.¿Cómo se explica esa regeneración? La respuesta está condicionada, como siempre, por el punto de vista. Quienes rivalizan con el Gobierno, o lo observan desde una distancia crítica, enfatizan motivos impersonales, ajenos a la acción del oficialismo.Uno de ellos ha sido la reactivación económica, que sucedió a la reducción de tres puntos del PBI del año 2009. El sagaz Pablo Gerchunoff sostiene que el kirchnerismo debería estar agradecido a esa retracción. Es verdad que influyó en la derrota legislativa, tal vez más de lo que lo advirtió la oposición. Pero sin aquel enfriamiento, el ajuste obligado de estos días debería haberse realizado hace un año.La desaceleración de 2009 presta otro servicio al oficialismo. Es un término de comparación muy ventajoso. Frente a él, la economía no ha hecho más que mejorar. Si, en cambio, se confrontaran los indicadores actuales con los del año 2007, se advertiría que el segundo kirchnerismo...

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