Lo culparon por el descenso de River y terminó como productor ganadero: la nueva vida de Adalberto Román

El día más triste en la historia de River: el descenso en junio de 2011

Adalberto Román embelesó con su "magia" a Daniel Passarella allá por 2010. El entonces presidente de River hizo hasta lo imposible para traerlo al club y para convencer al resto de su equipo "imitó" los "quites de pelota" en su propia oficina, porque lo consideraba "el mejor zaguero central de Sudamérica" . El defensor paraguayo se convirtió entonces en el octavo refuerzo del equipo de Ángel Cappa, pero la vida quiso que poco menos de un año después la historia fuera otra. En solo tres años su carrera deportiva sufrió dos descensos de categoría y, finalmente, se dedicó a la ganadería como forma de vida.

En aquel año Cappa reforzó la plantilla con la incorporación de Adalberto Román, Juan Pablo Carrizo, Jonatan Maidana, Carlos Arano, Josepmir Ballón, Walter Acevedo, Leandro Caruso y Mariano Pavone. El oriundo de Vaquería, Caaguazú, Paraguay, llegó al club tras el pago de 3,6 millones de dólares . De estos, 1,5 millones de dólares salieron como un adelanto para la institución guaraní.

A pesar de no tener una destacada labor partido a partido, Román se convirtió al principio en el pilar de la defensa millonaria junto a Maidana y, poco a poco, comenzó a ganarse un lugar en la plantilla de Juan José López, ya al frente del equipo. Allegados al club reconstruyeron con LA NACION el trasfondo del arribo al barrio de Núñez, cuando la institución estaba presidida por Daniel Passarella, quien viajó exclusivamente a Asunción para ver jugar al zaguero que, según dicen, lo impresionó al instante.

Adalberto Román estuvo fuera del plantel por varias lesiones que sufrió tras arribar a Núñez

Al volver al Monumental, dicen, el entonces presidente del club estaba "embelesado por los dotes futbolísticos del paraguayo", a tal punto de imitar algunas de sus jugadas. Invadido por la euforia se levantó de la silla, corrió a un costado el escritorio y convirtió la oficina de 20 metros en una mini cancha de fútbol. "Comenzó a tomar carrera, empezó a hacer los movimientos que hacía Román… ¡Actuó los movimientos de Román! Todo esto pasó ante la miraba atónita de los que estaban ahí presentes. ¡Hacía movimientos de piques cortos!", relatan testigos de aquellos días. Después de la "magistral" actuación del dirigente deportivo, más tarde se escupió el deseo en realidad: "¡Voy a traer al mejor zaguero central de Sudamérica!", aseveró. Y así lo hizo.

Si bien es cierto que Adalberto era un jugador conocido en Sudamérica, también señalan que "la obsesión" que despertó en Passarella tuvo que haber estado motivada por el pedido de un tercero, "alguien le había hablado de él". "Adalberto nunca jugó bien en River...

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