De crack a figurita en recuperación

Alguna vez se fueron Sorin, Cambiasso, D'Alesandro, Pinola, Galletti y Farías. Eran muy jóvenes y poco después debieron volver. También partieron Coloccini, Carrizo, Maxi Moralez, Valeri, Zuculini y Carrusca. Y, lejos de consolidarse, regresaron. También con desaconsejable anticipación emigraron Montenegro, el Malevo Ferreyra, el Laucha Acosta, Cángele, Óbolo, Paletta, Federico Insúa, Ustari... Nombres más, nombres menos, todos retornaron de Europa para completar sus desatendidas etapas formativas. Transferencias apresuradas para cubrir balances deficitarios o ventas prematuras por malos asesoramientos. Un ciclo constante que siembra víctimas una temporada tras otra.La historia está enquistada. Buenos jugadores parten de la Argentina bajo el cobijo de los elogios, pero al desembarcar en el Viejo Continente descubren un período de suplencia, de roles secundarios o hasta quedan recortados del mapa. De acá se despiden sin quemar etapas. El vértigo actual no respeta los tiempos de crecimiento. El castillo de arena se construye mientras la marea está subiendo?Emigraron más rápido de lo aconsejable y acaban de regresar Viola, Patito Rodríguez y Sergio Araujo, por ejemplo, en la búsqueda de esa maduración futbolística que antes desatendieron. En su momento, el déficit formativo quedó subordinado por los intereses. Hoy necesitan relanzarse y...

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