Cozumel, la isla del Caribe que no quiere más cruceros

Ambientalistas luchan en México para evitar la llegada de nuevos cruceros

El sonido de la respiración bajo el agua genera un ronroneo hipnótico. En cada exhalación se escucha una larga columna de burbujas que sube hacia la superficie; en cada inhalación, un ruido como el de la máscara de Darth Vader .

Lo produce el biólogo Germán Méndez, que avanza con el tanque de oxígeno a la espalda en una línea horizontal perfecta , como sostenido por un arnés invisible. Bucea en estas aguas cristalinas del mar Caribe con soltura, cuidando con mimo de su granja de corales. Si alguno yace sobre el fondo marino, lo vuelve a enterrar bien para que no se desprenda. Los hay como tentáculos morados y otros parecen cerebros amarillos o grandes abanicos que ondean en el agua.

Al salir pregunta: "¿Te gustó mi oficina?".

Pero su oficina, en la isla de Cozumel, tiene los días contados. En esta zona dedicada a la restauración de corales desde hace una década, el Gobierno autorizó la construcción de una mole de concreto de 800 metros: el cuarto muelle internacional de cruceros de la isla. La obra forma parte del paquete de proyectos estratégicos que presentó el presidente Andrés Manuel López Obrador en octubre de 2020 para reactivar la economía tras la pandemia.

A Germán, en cambio, le parece que destruir parte de los corales por los que es famosa la isla para traer más cruceros significa "matar a la gallina de los huevos de oro". "¿A qué van a venir los turistas? ¿A ver piedras muertas? Cozumel no es una isla de muelles, es una isla de corales".

Cuando el sol empieza a caer, el tramo de costa donde se levantará el muelle se empieza a llenar. Un grupo de amigos apura sus latas de cerveza bajo un manglar y un poco más allá una pareja se besa con el ruido del mar de fondo. La zona está tan cerca del centro de Cozumel que es un destino codiciado por los lugareños para pasar la tarde. Aquí no cobran la entrada en dólares como en los clubs de playa diseñados para los turistas.

No hay frozen margaritas ni popotes con forma de sombrilla. Solo un espacio público, de los que cada vez van quedando menos, donde quienes no tienen mucho se pueden sentir ricos viendo este mar turquesa mientras el sol tiñe de rojo el horizonte. De construirse el muelle, esta zona se cerrará al público .

Hasta aquí llega como un terremoto un grupo de mujeres dispuestas a recaudar firmas para pedir una consulta pública sobre el proyecto. La más joven, Olivia Rose, recorre a toda velocidad la avenida...

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