Coronavirus: 'Éramos jóvenes y sanos y ahora tenemos vidas de personas mayores'

Laila Martínez, de 34 años, en su casa, en Madrid, el 13 de mayo de 2021

Los mechones de pelo que recogen del desagüe de la bañera cuando han terminado de ducharse, si es que pueden, son mayores que antes. Necesitan dormir 10, 12 horas, y se levantan como si no lo hubiesen hecho. Caminar 100 pasos les supone un esfuerzo, 300 a veces es imposible: ya no corren, ni montan en bici, ni entrenan . Tampoco huelen, ni saborean un plato nuevo, o el cocido de su casa de toda la vida. Ni un helado, ni un vino, ni una cerveza, ni un simple chicle. Han olvidado teclear en una computadora, hay palabras que no encuentran al hablar y no van de compras si no es con una lista escrita. No consiguen concentrarse en una serie de televisión más de 10 minutos. Dolores de cabeza, de piernas, en el pecho. Conjuntivitis, infecciones de orina, mareos.

Ninguno de quienes sufren algunos de esta larga lista de problemas ha cumplido aún los 35 años , pero sus días son los de quien tiene 40 más y mil achaques. Se contagiaron hace meses de coronavirus, no llegaron a ingresar en el hospital y algunos incluso pasaron la infección con síntomas leves. Pero lo que vino después, dicen, no lo quiere nadie. Su vida, la de antes, se quedó paralizada en el momento en el que el virus llegó. Y no saben cuándo podrán recuperarla.

Son pacientes con covid persistente o long covid, un término que la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Sanidad ya recogen . Este último la define como "un síndrome que se caracteriza por la persistencia de síntomas de covid-19 semanas o meses después de la infección inicial, o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos". Y sin que esté relacionado con cómo pasaron la enfermedad en un principio, "por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados".

Hay aún pocos estudios y muchos profesionales no conocen a fondo las dolencias que afectan a estos enfermos, que aseguran sentir muchas veces desamparo. Con lo que se conoce hasta ahora, la estimación es que lo sufren un 20% de los que contrajeron el virus unas cinco semanas después de la infección y uno de cada diez, más allá de los tres meses. La encuesta entre estos pacientes que el año pasado hizo la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) junto a los colectivos de afectados Long Covid Acts —la unión de los grupos de las distintas autonomías que reúne a unas 3.000 personas—, concretó un perfil: mujer, de 43 años, que lleva más de 185 días con síntomas que no desaparecen.

Con más de 3,6 millones de contagios registrados en España, la cifra de personas con estas dolencias podría sobrepasar las 360.000. Paula Salcedo tiene 21 años; Miguel Méndez, 34; Bárbara Llorente, 31; Laila Martínez, 34, y Laura Fernández, 28. Son solo cinco de los alrededor de 70.000 que, según esas estimaciones, hay en Madrid. Si se les recuerda las imágenes de las celebraciones del pasado fin de semana tras la caída del estado de alarma , la respuesta es similar: un brevísimo silencio y palabras como "cabreo", "indignación", "rabia", "miedo", "repulsión" o "pena". Saben que los que coreaban el sábado de madrugada "hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual" no son la mayoría, pero no entienden que, tras un año y tres meses de pandemia, 713.185 contagiados y 24.011 muertos solo en Madrid , 79.339 en todo el territorio , haya quien todavía no perciba el riesgo para sí mismo y para los demás en apelotonarse en grupos, abrazarse, besarse y estar sin mascarilla aún siendo en la calle o en meterse en un piso con otra docena de personas.

Paula Salcedo

"Me levanto, doy 20 pasos, salgo a la terraza a que me dé un poco el sol, como, me tumbo. Esa es prácticamente mi vida"

Paula Salcedo junto a su madre, María Jesús Cañas, el 13 de mayo de este año en su casa, en Madrid

Paula no sabe cómo se contagió , pero el sábado de enero del temporal Filomena se levantó con dolor de garganta y creyó que había cogido frío. Cuatro días y unos cuantos paracetamoles después, la vio su médico de cabecera y un test de antígenos le dio positivo en 15 minutos: "Ese mismo día empecé con todos los síntomas: falta de aire, dolores de cabeza muy fuertes, musculares. Estaba hecha un trapo pero tranquila, porque pensé que eran dos semanas". Al día siguiente llegó la fatiga y desaparecieron el gusto y el olfato. Su madre, María Jesús Cañas, con quien vive, también se contagió. "Ella se recuperó al poco y a mí los síntomas se me fueron durante unos días, excepto la disnea, respiraba raro, y ni gusto, ni olfato. En el centro de salud me dijeron que era normal y me dieron el alta". Días después, comprando en un supermercado, volvió el dolor de cabeza, el malestar y el...

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