Muy complejo e ineficiente, ¿qué hacer con el sistema tributario de la Argentina?

La estructura tributaria tiene sus efectos en la producción, el empleo y la informalidad de la economía

A Miguelito se le borra la sonrisa; mira a su amiga Mafalda y reacciona a las expresiones optimistas de la niña sobre "el sol tibio, la linda temperatura y los muchos pájaros, flores y mariposas" que llegarían con la primavera. "¿Te imaginás el impuestazo que nos van a sacudir por todo eso?", pregunta el nene, vestido con su característico pantalón jardinero. Como en tantas otras ocasiones, la tira de Quino, publicada originalmente en los años 60, refleja preocupaciones y temas recurrentes que se manifiestan en las charlas de los argentinos. En el capítulo referido al bolsillo, la carga tributaria es una de las cuestiones.

La aprobación de nuevos impuestos y el incremento del peso de los existentes, a veces por normativas y a veces por efecto de la inflación, son aspectos que suelen estar bajo la lupa. Sin embargo, es un conjunto más amplio y complejo de factores lo que ayuda a evaluar si se cumplen tres requisitos básicos para un sistema tributario adecuado, al menos según se considera en un informe del Centro de Estudios Tributarios (CET) de la Universidad Austral: la suficiencia, la eficiencia y la equidad.

La Argentina no saca buenas notas en la materia. Según el estudio citado, el país "presenta un elevado nivel de presión tributaria, que se asemeja al de países desarrollados, pero que tiene una estructura sustancialmente distinta en diseño y en objetivos" (básicamente, en el esquema local pesa más la imposición sobre transacciones económicas que la orientada a los ingresos), al tiempo que la recaudación "es insuficiente para financiar el gasto" (lo que queda evidenciado en el déficit del sector público), y a la vez que "la elevada presión tributaria y el gasto público conviven en un sistema excesivamente complejo" y en el contexto de una alta inflación.

La presión tributaria (expresada como el porcentaje del PBI que representa lo recaudado), la estructura impositiva (qué se grava y cuánto aporta cada tipo de carga), y la complejidad (el grado de esfuerzo administrativo y económico que le lleva al contribuyente estar al día con todas las obligaciones) son tres indicadores útiles para ver cómo está el sistema.

"Hay un agotamiento de la suba de impuestos como política económica y de un esquema que desincentiva la inversión" - Diego Rivas (Centro de Estudios Tributarios, Universidad Austral)

"Los datos sugieren un agotamiento del incremento de impuestos como instrumento de política económica y de un esquema que desincentiva la inversión, el crecimiento y la productividad", concluye el informe, elaborado por el economista Diego Rivas y el contador Lucio Cardinale, director e investigador, respectivamente, del mencionado CET.

¿En función de qué se define si un país, una jurisdicción, un proceso productivo o el ingreso de una persona tiene una carga adecuada o excesiva? Lo que se recauda, ¿es suficiente para afrontar el gasto del Estado? Y ese gasto, ¿es el apropiado? ¿o qué opciones y qué márgenes hay, en todo caso, para contenerlo, bajarlo o financiarlo? ¿Qué efectos produce la estructura del esquema impositivo en la producción, el ahorro y el consumo? ¿Y en la informalidad? Esas y otras muchas preguntas son la materia prima de un debate de fondo.

Pero, una característica que suele atentar contra las reformas que exploren cierta profundidad y que no se queden en cuestiones aisladas es que hay impuestos que, si bien son...

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