Citar de memoria, una costumbre riesgosa

La semana pasada ha sido de coincidencias entre lectores de esta columna y algunas comunicaciones de la Fundación del Español Urgente (Fundéu). El martes 14/5, el lector Eduardo E. Kabat hizo la siguiente consulta: "En el artículo de hoy de Ricardo Estévez, «En recuerdo de Carlos Fuentes», se comenta, en el primer párrafo, sobre un anteproyecto de libro que «luego la crisis argentina de 2001 dejó en aguas de borrasca». ¿No debería ser «aguas de borrajas»?"Independientemente de que, releyendo el mencionado párrafo, uno podría concluir que el autor a lo mejor quiso permitirse un juego de palabras irónico, porque sí que fueron borrascosos aquellos tiempos, la pregunta del lector Kabat abre otras posibilidades. Los diccionarios suelen remitir "agua de borrajas" a "agua de cerrajas", porque en el español de España es más usual esta última forma. Con respecto a las definiciones, la más clara es la del Diccionario de uso del español de María Moliner: "Quedar una cosa en agua de cerrajas. No resultar nada de ella en definitiva". De acuerdo con esta definición, y no importa si elegimos usar borrajas o cerrajas, el lector tiene razón.Un día antes, el 13/5, Santiago Colombres escribió a Línea directa: "Me he cansado de escuchar en los medios audiovisuales la expresión «boca a boca» en lugar de «de boca en boca». ¿Es indiscutiblemente incorrecta o podría llegar a aceptarse? Yo creo que no". El lector también está en lo cierto, y lo confirma el Diccionario de Academia: una cosa es " andar de boca en boca una noticia o un asunto. fr. Saberse de público, estar divulgado", y otra distinta, "boca a boca. loc. adj. Dicho...

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