Las chicas de la guerra. Fueron a Malvinas, cumplieron tareas heroicas, enfrentaron prejuicios y hoy revelan sus historias

De Izq. a Der.: Angélica Sendes, Norma Navarro, María Marta Lemme, Cristina Ricchieri, Susana Mazza y Silvia Barrera, las instrumentadoras quirúrgicas que estuvieron en el Irízar (con ellas, el Teniente Raul Federici)

"Podés ser atea, agnóstica, pero en un momento de gran crisis, en algo creés. No podés evitarlo. Te encomendás a alguien o a algo. El murmullo de aquellos rezos fue intenso. Permanecimos no sé cuánto, porque no puedo decirte el tiempo. No lo sé. Quizá fueron solo unos minutos, tres horas, pero para los que estuvimos ahí, en la oscuridad, fue eterno". Ese ahí al que hace referencia Liliana Colino, la única mujer argentina que pisó las Islas Malvinas durante la guerra , era el refugio subterráneo que estaba a cien metros de la pista donde el Hércules C-130 que la llevaría a Puerto Argentino estaba listo para despegar. Liliana, como los otros que se habían subido al avión, tuvieron que bajar al escuchar la alarma que emitió el hospital reubicable que la Fuerza Aérea había instalado en Comodoro Rivadavia. No quedó otra que correr hacia el refugio. Eso le habían enseñado. Los aviones de caza británicos estaban cerca. Con su botiquín de combate colgando, corrió y esperó entre rezos y respiraciones agitadas, entrecortadas. "El tiempo pasó, no sé cuánto, las puertas se abrieron y nos dijeron que teníamos que subir al Hércules. Era imprescindible llegar a Puerto Argentino y evacuar a los heridos".

Fue el 2 de abril de 1982 cuando la Junta Militar dio a conocer a través de un comunicado que había "recuperado las Islas Malvinas". Cuarenta años pasaron de aquella mañana y hoy, tres de las mujeres que tuvieron el primer reconocimiento del Estado nacional -en 2012- cuentan sus historias. Ellas son la enfermera Liliana Colino y las instrumentadoras quirúrgicas Silvia Barrera, la mujer más condecorada en la historia de las Fuerzas Armadas , y Norma Etel Navarro, la primera veterana de guerra en volver a las islas después del conflicto .

Silvia Barrera, instrumentadora quirúrgica y la mujer más condecorada

por las Fuerzas Armadas

"Cuando mis hijos eran chicos, contaron en la escuela que yo había estado en Malvinas y los trataron de mentirosos. Les decían que ninguna mujer había estado en la guerra, que solo habían ido varones. Para mis hijos no fue fácil. Estaban orgullosos de mí, creían en mí, pero cada vez que lo mencionaban la pasaban mal -asegura Liliana-. En la escuela no se animaron a preguntarme. Creo que les daba miedo saber la verdad. Era parte de la idiosincrasia social. Era un contexto diferente. Nosotras tampoco hablábamos, no salimos a contar nuestra historia. A mí me llevó tiempo hacerlo. Tampoco las fuerzas se ocuparon de contarlo, al contrario, los que sabían no lo decían y muchos otros, dentro de la misma fuerza no tenían idea de que había estado en Malvinas. No se hablaba".

La indiferencia fue uno de los golpes más duros de soportar. Silvia Barrera, una de las seis instrumentistas que estuvo en el rompehielos ARA Irízar, devenido buque hospital, recuerda uno de esos días en que junto a compañeros del hospital militar salieron a comer, ya terminada la guerra. "Veía a la gente tan indiferente como si nada hubiera ocurrido. Como si la guerra no hubiera existido. Y nosotros, que habíamos estado con los heridos, con los pibes golpeados, desnutridos, desolados con todo lo que habían pasado, con lo que habían vivido. Y nosotros, porque me incluyo, comiendo en ese lugar como si nada… Solo habían pasado días. No puede ser, me decía. Tenía esa sensación tan contradictoria. Los muchachos fueron los que más sufrieron. Ellos padecieron el desprecio, ellos fueron y cargaron con la imagen del soldado derrotado. Nosotras, en cambio, éramos anónimas ".

Liliana Colino, la única mujer argentina que pisó las Islas Malvinas durante la guerra

El silencio de Norma Etel Navarro al pensar en aquel regreso se hace profundo. "Tuve sentimientos encontrados, no fue fácil ver que la sociedad se diera vuelta, que ya no se hablara… que la guerra no había sido ni era importante. Nosotras teníamos nuestros trabajos, los mantuvimos; en cambio, muchos soldados quedaron heridos, sin trabajo y sin reconocimiento. Subir al tren y ver a esos mismos pibes que habían estado allá, que pasaban por los vagones pidiendo dinero, y que la gente apenas los miraba, me hizo sentir muy mal -respira profundo-. Yo no hablaba de la guerra. No lo hice por mucho tiempo. Ni siquiera con mi familia, con mis amigos ni estando en pareja. Recuerdo que un día una de mis amigas instrumentadoras me lo preguntó: ¿Por qué no hablaba? Yo sufrí muchísimo la desmalvinización que atravesó el país".

En las primeras horas del 2 de abril se pudo escuchar el Comunicado N°1 del "Órgano Supremo del Estado", que anunció la noticia. Parte del Himno a las Malvinas sirvió de...

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