Chamamé, al calor de las masas

CORRIENTES.? Sábado, 1 AM. La gente sigue llegando en procesión como peregrinos hacia su liturgia chamamecera. Son más de diez mil personas. Los correntinos sienten por el chamamé la misma devoción que con la Virgen de Itatí y con el Gauchito Gil. La 22ª Fiesta Nacional del Chamamé y 8ª del Mercosur es como un encuentro de masas devocional que cruza los rituales de una fiesta pagana y popular ?la música, la danza y el alcohol? con el sentimiento religioso.El Anfiteatro Cocomarola es ese gran "templo" bajo las estrellas adonde los devotos chamameceros llegan con sus heladeritas y avíos para "aguantar" hasta cerca del amanecer el fin de la misa, donde habrá momentos para la explosión emocional del sapucai y para el recogimiento sentimental: aquellos correntinos que volvieron para las nuevas noches y que saben que al final tendrán que regresar a su hogar en el "exilio".La fiesta se compone de todos esos elementos y también del enclave social que se juega en esa reunión, donde todos se ven, reconocen, miran, comparan o simplemente se acercan al otro por primera vez. Y la música está todo el tiempo en el aire, construyendo esa atmósfera de comunión entre artistas y público. Se puede estar de espaldas al escenario, cantando las canciones junto a cada uno de los que pasan o simplemente embobado por las imágenes audiovisuales preparadas especialmente para la fiesta y que se disparan en un muro gigante de leds, que parece aumentar la realidad al 3D. El entramado tecnológico que rodea a la fiesta sorprende y acompaña, pero lo que sostiene el trasfondo de la cosa es la emoción, o como reza el significado guaraní de la palabra chamamé: "Estar en la lluvia con el alma".Cuando el músico Pocho Roch aparece como un héroe redimido, tras años de no ser entendido hasta por sus propios colegas, se activa ese dispositivo emocional que canalizaron canciones como "Pueblero de Alla Ité" y "Voy mariscando". Allí estaba el teólogo de la liberación chamamecera, que en la década del 70 cambió el rumbo de la canción litoraleña junto al poeta Juan Genaro, Cacho González Vedoya y Marily Morales Segovia con la Canción Nueva Correntina. Fue un tributo a su obra con los músicos originales y aventureros, que lo acompañaron en esa corriente innovadora que sigue sonando moderna cuarenta años después, con ese característico timbre electrónico que le dio la utilización del órgano Hammond (influencia jesuítica) a varias de las piezas más exquisitas que reconoce el cancionero popular. "Pocho es...

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