El Chaltén: de bastión de soberanía a meca del trekking argentino

Camino a la Laguna de los Tres.

Hoy son más los trekkers que los gendarmes. Abundan las camperas de pluma, los que alquilan carpas y los que venden viandas, y el windgurú es casi tan importante como aprender que el nombre original del cerro que todo lo domina, el súmmum de la Patagonia, no es Fitz Roy sino "Chaltén". Significa "montaña que humea". Así lo nombraron los tehuelches mucho antes de que el pueblo fuera pueblo, creyendo que se trataba de un volcán.

Último tramo del sendero que termina en la Laguna de los Tres.

En el mapa, el pueblo es apenas una mancha donde nacen varios senderos que llevan a lugares tan remotos como los campos de hielo. El cara a cara con los lagos, los glaciares y esos picos puntiagudos como el Poincenot y el Torre sólo es posible recorriendo más de tres kilómetros a pie.

El enigmático Cerro Torre

Las agujas del cerro Torre, el gran desafío de los escaladores.

Está lejos de figurar entre los más altos del mundo con sus 3.128 metros, pero el Torre es uno de los más temidos por los escaladores, por sus paredes verticales y su clima hostil. El sendero de 9 kilómetros que lleva hasta la base empieza justo atrás del hotel Los Cerros y se interna en el valle del río Fitz Roy, entre bosques de lengas y ñires, dominio del PN Los Glaciares.

A las vistas gloriosas se suma un factor simbólico: desde acá partieron las legendarias ascensiones del italiano Cesare Maestri, tan admirado como cuestionado, cuya historia llevó al cine el alemán Werner Herzog en el film Grito de Piedra .

Al cabo de una hora, el Torre aparece en primer plano gracias al viento que va despejando las nubes que lo envuelven. Loa, un sueco que convenció a su familia de viajar a Sudamérica sólo para conocer El Chaltén, está absorto en su aguja de granito. Hay dos franceses que no paran de sacar fotos y un grupo de veteranos norteamericanos, con guía y bastones. El único local, casi exótico por la mayoría de extranjeros, es Matías, un cocinero de Río Gallegos que trabaja por la temporada y aprovecha su día franco para caminar.

Pasando el campamento De Agostini, aparecen en tándem la laguna, los témpanos de hielo y el glaciar Grande, al pie del mítico Torre, que se superpone con la torre Egger y la aguja Standhart. En la punta se ve el "hongo" de nieve, el maldito. El que le causó la muerte a varios escaladores y fue la peor pesadilla de Maestri, hasta hoy.

El italiano aseguró haber llegado a la cima en 1959, pero su compañero, el austríaco Tony Egger...

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