La CGT oficialista, de la amenaza al elogio

Después de las tensiones y de las amenazas de tomar medidas de fuerza, todo volvió ayer a su curso normal: la CGT alineada con la Casa Rosada calló sus críticas, minimizó sus reclamos y envió fuertes gestos de alineamiento con el kirchnerismo. Hasta hubo un llamado "a defender el modelo" en las urnas. Y desde el Gobierno también surgieron señales de armonía: los funcionarios Débora Giorgi y Carlos Tomada compartieron escenario con los dirigentes sindicales y defendieron con entusiasmo "la alianza estratégica" con el movimiento obrero.Si jamás hubieran existido los cuestionamientos sindicales que tensaron durante las últimas semanas el vínculo, la escenificación del alineamiento hubiera quedado tal vez en una anécdota. Pero al menos por ayer la cúpula cegetista omitió sus demandas de mejoras tributarias y salariales y del reparto de los fondos de las obras sociales. Hubo sólo intercambio de elogios y un compromiso a "seguir por la misma huella". Ni siquiera se mencionó la palabra que preocupa a todos: inflación."De nada sirve discutir sobre el impuesto a las ganancias, pedir paritarias libres y salario familiar si no hay trabajo. El mayor desafío será mantener los puestos de trabajo. No somos la CGT que tira piedras de la vereda de enfrente. No nos pelearemos con el Gobierno ", dijo Antonio Caló, el referente de la central oficialista.En la misma línea fue el mensaje de Ricardo Pignanelli, líder de los mecánicos del Smata. "Se avecinan momentos difíciles por la crisis de Europa y Estados...

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