Sin la careta de los resultados

Las simulaciones duran poco. Casi tanto como los pactos de convivencia y conveniencia. Cada tanto es bueno recordar la ilusión óptica que generan los resultados y atravesar la cortina que baja detrás de los éxitos. Las situaciones, buenas y malas, se desdibujan a sus espaldas hasta que los resortes del recuerdo, una mala cara o una respuesta ácida, actúan como una mecha de corto alcance, acaso antes apagada con dos dedos. Del egoísmo, los celos, los intereses individuales y los dislates se trata el asunto. Justo en el fútbol, cuya esencia y ejercicio hablan del sacrificio y la solidaridad por el bien colectivo. Son situaciones que los hinchas -todos nosotros- tendrían que recordar en los momentos del insomnio, las lágrimas, el disgusto y la desolación por los queridos colores. Por más que un éxito actúe como una reparación de chapa y pintura, con cera y pulido artesanal, el óxido seguirá corroyendo la pieza por debajo.Alcanzó con una duda, si así puede llamarse al 1-1 de Boca en el primer partido de la final de la Copa Libertadores, frente a Corinthians, para que se reflotara la distante relación entre el DT Julio César Falcioni y algunos de los referentes. Tanto que se duda de la continuidad del entrenador -pese a sus dichos de ayer- después del torneo. Lo mismo da el final de la historia. Lo importante será que el tema empezó desde antes del comienzo de la Copa, con el conocido detonante en Venezuela, en medio de los amagos de renuncia de...

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