El campo de batalla de la historia

Más que un espectáculo sobre la historia de amor entre José María Paz y su sobrina, Margarita Weild, El panteón de la patria , la obra de Jorge Huertas que se ofrece en el Teatro San Martín, es una operación poética sobre la violencia política en la Argentina. Margarita murió en 1848, a los 33 años de edad, mientras que Paz, que había nacido en 1791, dejó de existir en 1854. Las fechas, en la lograda puesta en escena de Guillermo Cacace, tienen escasa importancia. Porque lo que ocurre en la sala Cunill Cabanellas no aspira al rigor histórico, sino a la condensación de diversos fantasmas en una noche que transcurre en la cárcel en la que Rosas ha confinado a Paz. Y allí, como espectros caprichosos, aparecen Sarmiento, apodado el "Loco", y una de sus amantes más célebres, Aurelia Vélez, así como también Ida Wickerham, a quien se le atribuye una aventura amorosa con el autor del Facundo y, por último, Manuel Belgrano. El espacio emula una obra en construcción donde la mugre se esparce generosamente en diversas direcciones. En ese sentido, representa un mapa bastante oscuro, confuso y siniestro de la Argentina en una época en que las ideas se defendían no sólo con la pluma. Los intelectuales se convertían en militares, como el general Paz, que estudió filosofía en la universidad, o Sarmiento y Mitre, dos ejemplos notables.Ahora bien, ¿dé qué habla El panteón de la patria hoy, aquí y ahora? Porque en la cartelera teatral ninguna elección es inocente. Una obra siempre entabla un diálogo con sus contemporáneos. Y no basta con decir que los héroes, como todos los seres humanos, han tenido pasiones, dudas, miserias y grandezas. Eso ya se sabe. Lo que transcurre en el espacio...

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